24/12/2025
12:29 AM

El profesor Medardo Mejía

    En el homenaje que el departamento de Letras de la Unah-vs rindió a don Medardo, refería a los estudiantes que el talentoso compatriota fue profesor de Sociología en la Facultad de Derecho cuando nuestra universidad estrenaba la autonomía a comienzos de la década del 60.

    El aula se le llenaba no sólo con los alumnos de la asignatura sino con estudiantes y profesores de la misma facultad y de otras unidades de la universidad, la disertación finalizaba con aplausos.

    Llegó el momento en que las autoridades de la facultad tuvieron que llamarle la atención porque, argumentaban, no se sujetaba al programa; pero, de repente, no dejaban de sentir molestia por aquellos enfoques, tradicionalmente ausentes en la vieja casa de estudios, que tocaban lo más profundo de las estructuras de la sociedad atrasada y dependiente.

    El programa oficial a cuyos cánones se pretendía sujetar el trabajo académico de don Medardo había sido confeccionado con notable buena voluntad por venerables jurisconsultos hacia muchos años; su bibliografía era una obra escrita para otras realidades, de áridos capítulos, que los alumnos tenían que memorizar a tropezones en duras sesiones de estudio para recitarlos en la clase.

    Ese programa y la metodología que se ha venido utilizando están desfasados, respondió don Medardo, no se ajustan a la realidad nacional y mundial, ni al avance de las Ciencias Sociales, mucho menos a una pedagogía que tiene por base el ejercicio de la inteligencia y el espíritu creativo de los jóvenes; sin hacer caso al reclamo de la jerarquía, muy tranquilamente siguió impartiendo su asignatura a la que integraba el trabajo de los estudiantes, la discusión abierta y, lógicamente, la exposición brillante.

    Era un salto cualitativo de aquella cátedra seca, libresca, soporífera, pedantemente doctoral, con poco o ningún contacto con la realidad, a la forma nueva de acercarse a los estudiantes con amor, discutir con ellos, aprender de ellos, avanzar juntos en el descubrimiento de los fundamentos de la ciencia.

    En este aspecto, como en el de la literatura, el análisis político, los enfoques históricos, Medardo Mejía fue un innovador, su peregrinar por Centro América y México y su incursionar en la Filosofía, la Economía Política, la Sociología y la Historia no habían sido en vano, ahora en el solar nativo los integraba a la práctica concreta.

    Así, la de profesor universitario es otra faceta que debe sumarse a la personalidad de este hondureño que nació un 20 de octubre en San Juan de Jimasque, aldea de Manto, departamento de Olancho, en 1907, hace exactamente cien años.