25/11/2023
10:31 PM

Una responsabilidad

    Los expertos en estudios sobre el desarrollo físico, social e inteligente del ser humano presentan la evolución como esa línea progresiva de respuesta a los desafíos existenciales o involución, regresión o pérdidas de facultades que en su nivel superior significaría escasa adaptación a las circunstancias y al no vencerlas, desaparecer. Estos procesos no son de un día para otro, pero marcan una ruta con claridad en el horizonte para superarse o perecer.

    Exagerado o no, la vertiginosa y profunda diferencia en pocas décadas es hoy para algunos evidencias de peligro y para otros, reto ante lo que ya comenzó con la tecnología, al alcance hasta y sobre todo en los más pequeños que, como dicen en el pueblo, llegan ya con el celular en la mano. No es para asustarse, sino para asumir con responsabilidad, comenzando con los padres, el protagonismo en la educación de las nuevas generaciones, pues está claro que la excusa secular de que para padre no se estudia no es más que reflejo de irresponsabilidad.

    De la época clásica nos llegó la pedagogía más humana y entrañable como modelo de humanidad y compromiso. En la escuela “peripatética” dirigida por Aristóteles la enseñanza se impartía paseando con el ejercicio de las buenas costumbres de la convivencia ciudadana. El Ágora, la plaza pública, era el espacio de los ciudadanos donde se discutía de filosofía, se exponía de ciencia y afloraba la oposición o el respaldo a los gobernantes, todo ello con el mayor respeto a la diversidad ideológica. Con la tecnología por medio de WhatsApp han ido desapareciendo entre nosotros aquellos círculos diarios, no pocos repletos de chismes, con una taza de café.

    Si preguntan la hora ya son muchos los ciudadanos que echan mano a la bolsa y encienden el celular. En las escuelas hablar de las tablas de multiplicar es como invocar un fantasma, el celular proporciona la operación con resultado exacto en un par de tecleo. Algo similar ocurre con las tareas que “vuelan” en el WhatsApp. La lectura queda limitada a mensajitos o fake news por lo que es urgente y necesario una intensa campaña, con acompañamiento de los padres para recuperar la lectura en físico.

    Como señalan en el ambiente docente las herramientas indispensables de dispositivos móviles se han convertido en un gran silencio aislante y adversario. La pandemia contribuyó a descubrir la punta de iceberg, pero la masa invisible es inmensa, aunque rescatable para lo que es necesario la plena colaboración compartida de padres, demasiado ausentes en la educación de sus hijos, y maestros a los que rendir pleitesía por la difícil labor cotidiana. Es necesario acabar con la lejanía en la familia con todos sus miembros bajo el mismo techo.