24/11/2025
12:17 PM

Salud mental

    Es tan importante como la salud física, ambas son complementarias y merecen igual prevención y atención, por cuanto el estado de bienestar psíquico-físico constituye un todo en permanente interacción.

    Las condiciones materiales en que transcurren nuestras vidas indudablemente impactan de manera negativa en nuestra conducta, con nosotros mismos, nuestras familias y en el entorno social más amplio.

    Factores tales como la inseguridad cotidiana, el desempleo, la contaminación ambiental, las elevadas temperaturas, el alto costo de la vida, el abuso sexual, el acoso, entre otros, afectan mente y cuerpo manifestándose en estados depresivos, agresividad, retraimiento, que, de no ser atendidos oportunamente, van paulatinamente agravándose hasta culminar en automutilación, alcoholismo, drogadicción y, en casos extremos la decisión de quitarse la vida para evadir la realidad percibida como intolerable.

    Cuando una persona manifiesta su intención de suicidarse, debe ser escuchada oportunamente para evitar un desenlace trágico en el que las lamentaciones resultan irrelevantes.

    Si existe un déficit en clínicas y centros de salud públicos para atender dolencias corporales, aún mayor es la escasez respecto al tratamiento de padecimientos mentales.

    Y los existentes no reúnen las condiciones adecuadas para brindar atención puntual y humanitaria a las y los pacientes, percibidos como insensibles a lo que ocurre a su alrededor.

    La escasez de profesionales en Psiquiatría y Psicología es notoria respecto a la demanda de sus servicios, al igual que la disponibilidad de fármacos.

    Aquellos pacientes que no logran ingresar o no desean ser internados en centros especializados, deambulan por las calles, objeto de burlas, o, incluso, permanecen encerrados indefinidamente por decisión de sus familiares, en condiciones lamentables que pasan por alto la dignidad y respeto que todas y todos merecemos.

    Cualquier persona, de cualesquiera edades, etnia, clase social, nivel educativo, puede sucumbir a trastornos de personalidad, resultado del desequilibrio entre lo físico y lo mental.

    Por lo que la prevención resulta decisiva para impedir su agravamiento.

    Si ello sucede, la tasa de recuperación es alta, caso contrario cada vez los tratamientos serán más prolongados y costosos para la reinserción social.