12/01/2025
11:32 PM

Relevos generacionales

    En toda actividad humana, sea esta política, empresarial, castrense, intelectual, deportiva, llega un momento y coyuntura en que es necesario reemplazar a las personas -hombres y féminas- que han alcanzado la culminación de sus funciones físicas y mentales, de sus aportes y contribuciones, para ser sustituidas por quienes han emergido y solicitan espacios y oportunidades participativas. Es la inexorable ley de la vida: el cambio, que debe ser pacífico, no violento.

    Ello no significa que la generación que está por partir para delegar en su reemplazo deberes y funciones queda marginada. No, su experiencia acumulada, que proporciona consejos y asesorías, permite orientar y asesorar a quienes los reemplazarán. Y esa transición no debe ser traumática, puede y debe ser concertada de común acuerdo, en ambiente de armonía, concordia y paz.

    Cuando ello no ocurre surgen conflictos, tensiones, choques, que deben, por todos los medios legales, evitarse, para prevenir crisis institucionales y personales que obstaculizan y retardan lo inevitable. El diálogo, la concertación, constituyen instrumentos ideales para tal propósito.

    El saber retirarse a tiempo, por voluntad propia y no como resultado de presiones y tensiones, demuestra madurez y sabiduría, realismo y honestidad consigo mismo y con sus semejantes.

    La historia brinda hermosos ejemplos de tal afirmación: el héroe de la independencia de las trece colonias inglesas, núcleo original de los Estados Unidos de América, luego de ser electo como presidente de la nueva nación, tras cumplir sus dos períodos al frente de su país (1789-1797), se retiró a su residencia, sin pretender influir en su sucesor, lo que revela su grandeza de carácter y su desprendimiento cívico.

    El símbolo de la lucha contra la segregación y discriminación racial, Nelson Mandela, condenado a cadena perpetua por el régimen, luego de su liberación y elección como primer presidente negro de Sudáfrica en 1994, tras cumplir su período presidencial, se retiró de la política, admirado por sus compatriotas y por el mundo, tanto por su firmeza de carácter como por su disposición a perdonar a sus carceleros, al igual que por evitar un baño de sangre en represalia a las masacres perpetradas por los regímenes racistas blancos del “apartheid” que le precedieron en el poder.

    Aquellos que se aferran por continuar al frente de sus países, en contra de la legalidad y la voluntad popular, tarde o temprano son derrocados violentamente, encontrando bien la muerte o el exilio. El más reciente caso ocurrió en Bangladesh, en donde la represión masiva solamente prolongó la severa crisis política y la pérdida de vidas humanas.