Iniciamos noviembre y con él la larga vistada final de un camino que ojalá lleve a lugar seguro porque la tormenta arrecia en el horizonte. No es pesimismo, sino que los desafíos para la administración son tales que el riesgo es el extremismo de un lado y de otro o del variopinto populismo con fuerte arraigo y rápido crecimiento en ambiente de crisis. Por ello recordamos los buenos deseos de las fiestas de fin de año en ciertos lugares: feliz salida que en nuestro caso serían la jornada electoral, y mejor entrada, nueva administración.
Poco a poco, con ciertos apuros en los últimos días, el Consejo Nacional Electoral va cumpliendo las condiciones para llegar al último domingo del mes sin improvisaciones y sin carreras de última hora. Ojalá así sea y pese a las deficiencias de las personas integradas para el desarrollo normal de la jornada, todo resulte bien y sea la voz del pueblo, no de dolidos perdedores, se escuche tras el escrutinio con un claro ganador cuya mejoría podría sentirse en los próximos cuatro años o el ruido de un cachiflín en las próximas semanas.
Las especulaciones van de extremo a extremo, pero las advertencias se van multiplicando a medida que avanza la campaña electoral. Votar hay que votar, pero más que hacer fila, identificarse y depositar el voto es necesario elegir, es decir, utilizar criterio para seleccionar a cada uno de los candidatos, de manera que el llamado a la plancha, a actuar en manada sea erradicado de la cabeza de los hondureños, cuyo cerebro actúe con inteligencia y en pro de intereses colectivos encaminados hacia el bien común, no aprovechamiento partidista.
Tantas cosas se dicen y aparecen en las redes sociales que la estrategia del miedo cubre el vacío de los programas de los candidatos. Pero ello no será obstáculo para la participación y para expectativas de mejoramiento en nuestro país que para muchos son vanas, pues la experiencia apunta en dirección contraria, sin embargo, el desafío es oportunidad y debemos aprovecharla.
El Consejo Nacional Electoral va cumpliendo, a trancas y barrancas, para crear las condiciones más favorables en el desarrollo de la jornada electoral. Las papeletas ya comenzaron a aparecer en las imprentas. El equipo moderno para el tratamiento, manejo y transmisión de resultados se halla casi completo en el organismo electoral. El mandato constitucional que pone las Fuerzas Armadas a disposición del CNE se cumple. En fin, que todo apunta hacia el último domingo de noviembre como fiesta electoral. Ojalá así sea.