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La era Biden

  • 19 enero 2021 /

    La tensa calma, tras la violencia en el Capitolio, debiera terminar hoy con el fin de la nefasta era Trump, pero es tan honda la herida en la sociedad norteamericana, con alta sensibilidad de fragilidad y volatilidad que enfoca el temor de los ciudadanos hacia la pregunta ¿y después qué? Porque el masivo despliegue de la Guardia Nacional, la alerta máxima en el FBI y otros cuerpos de seguridad es evidencia de una toma de posesión sacudida por los estertores de una presidencia llevada al límite del abismo.

    Pero hoy como hace unos días las instituciones triunfarán. Pese al asalto al Poder Legislativo, los congresistas no se vieron obligados a abandonar su labor para aceptar los resultados electorales y certificar a Joe Biden como presidente demócrata para los próximos cuatro años, enterrar la era Trump desde el primer día y recuperar el sitio de Washington en la geopolítica.

    Las expectativas del nuevo Gobierno están en proporción al daño causado por los enfrentamientos y aislamiento en el ámbito internacional, pero también en propuestas y acciones directas beneficiosas para el hemisferio y, en concreto, para los miles de hondureños que viven en la Unión Americana.

    Ha entrado un luminoso y potente rayo de esperanza para miles de familias amenazadas, para miles de jóvenes criados, educados e integrados a la fuerza laboral especializada y aquellos otros amparados en leyes migratorias temporales.

    Para todos ellos está cercana la hora del reconocimiento de su esencial contribución a la economía norteamericana, de tal manera que “en su primer día de trabajo” enviará un proyecto de ley de reforma migratoria que abra el camino hacia la ciudadanía para 11 millones de personas.

    Para los hondureños, más de cuarenta mil amparados en el TPS y más de 10 mil “soñando”, integrados en el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca), es la gran noticia anhelada por años y por la que han marchado en las calles con alto riesgo, que desaparecerá, aunque no será de un día para otro, pues la mayoría en la Cámara de Representantes y el Senado es demócrata.

    A lo interno reparar la brecha social, pero también como clara expresión de apertura la anunciada vuelta al Acuerdo Climático de París, aunque es fuerte la desconfianza entre aliados tradicionales, por lo que la diplomacia tiene una larga y compleja tarea.

    Cuatro años por delante en los que la pandemia tiene voz, pero la sensatez y la aceptación y corrección de errores, que ojalá sean pocos, contribuirán a alejar tormentas y ver claridad en el horizonte.