En estado de alerta

La población hondureña subsiste en permanente estado de indefensión, en combinación letal de asaltos, extorsiones, homicidios, estafas, sumida en la impotencia.

Como si no fuera suficiente con la megaestafa perpetrada por el grupo delictivo cobijado bajo el nombre de Koriun Inversiones, otra red de estafadores -con conexiones en el exterior, especialmente de Guatemala, ha inundado distintos puntos del país, especialmente San Pedro Sula, pero también Comayagua y Copán, con billetes falsificados, especialmente los de L200, denominados por el hampa como G5, los cuales ofrecen en oferta a irresponsables vía redes sociales, como Tik Tok y WhatsApp. Los incautos, que eventualmente se percatan del engaño de que han sido víctimas, con sensibles pérdidas en sus ingresos, sin posibilidad de reclamar ni reemplazar lo perdido, debido a la rápida movilización del circulante, que pasa de unas manos a otras en sucesiva cadena y por carecer tales billetes de valor legal. Interponer las correspondientes denuncias constituye una ayuda para los órganos investigativos del Estado, coordinando con sus similares del exterior. No solamente las personas afectadas resultan perjudicadas, igualmente grandes empresas, instituciones bancarias y, tal como señala el economista Ismael Zepeda, “la pérdida de confianza en la autoridad monetaria”, esto es el Banco Central de Honduras.

El consumo se contrae, impactando en la macroeconomía.

La incertidumbre actual queda reforzada, agravada por la inacción de las autoridades correspondientes, que deben estar permanentemente alertas ante estas modalidades delictivas, constitutivas de cárcel, lo que está tipificado en el Código Penal.

La Unidad de Investigación de Diario LA PRENSA Premium, en otra labor de alerta a nuestros compatriotas, ha llegado al fondo de esta trama, que está perjudicando particularmente al sector informal de la economía: los micro y pequeños empresarios, pulperas, taxistas y vendedores ambulantes, que con su cotidiana labor, en condiciones difíciles, permite a miles de compatriotas poder subsistir precaria pero honradamente, generando puestos de trabajo de acuerdo con el rubro a que se dedican y que, en su conjunto, representan más del 70% del comercio urbano.

El carecer de dispositivos electrónicos de rayos ultravioleta que detectan anomalías en la elaboración de los billetes se agrega a su indefensión, a lo que se suma el no poseer la debida educación financiera, labor que debería ser auspiciada tanto por la Comisión Nacional de Bancos y Seguros como por el BCH con carácter urgente, masivo y permanente, orientado a los distintos sectores poblacionales, vía medios de comunicación.

La población hondureña subsiste en permanente estado de indefensión, en combinación letal de asaltos, extorsiones, homicidios, estafas, sumida en la impotencia, que atenta por igual contra vidas y bienes de manera cotidiana. Y los tentáculos del crimen organizado se van proyectando e infiltrando más y más tanto en áreas urbanas como rurales, al extremo que determinadas áreas geográficas ya están fuera del alcance de la autoridad del Estado, cuya presencia ha pasado de real a inexistente.

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