Todavía subsisten remanentes y vestigios, en diversos continentes, del colonialismo que históricamente ha utilizado a sus posesiones ultramarinas y a sus habitantes, los “nativos”, tanto para la extracción de riquezas minerales, agrícolas, para beneficio de las élites metropolitanas y, simultáneamente, para la explotación -, bajo diversas modalidades, entre ellas la esclavitud y formas de servidumbre, del recurso humano local, en ocasiones contando para tal efecto deshumanizador con la colaboración de autoridades locales, convertidas en aliadas de los nuevos amos.
La aspiración por alcanzar la independencia y emancipación se aceleró tras el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, y continúa hasta la actualidad, cada vez sumándose nuevas naciones a la comunidad internacional.
Es en ese contexto libertario que debe entenderse la lucha, desigual y heroica, del pueblo palestino, el que desde 1948, cuando miles de familias fueron despojadas de sus tierras y bienes, convirtiéndoles en refugiados, prosigue en su anhelo inclaudicable, por liberarse finalmente del control y dominio israelí, potencia militar inserta en el Medio Oriente, que prosigue con su expansión territorial, “espacio vital” en la terminología hitleriana, a costa de sus vecinos, más recientemente en Siria.
Palestina, constituida por Cisjordania o la margen occidental del río Jordán, Jerusalén oriental y Gaza, constituyen el núcleo de su Estado-nación, reconocido como tal por diversos países y por la ONU, con la férrea oposición de Tel Aviv y sus aliados.
En América, Groenlandia cuenta con amplia autonomía respecto a Dinamarca y pronto proclamará su condición de Estado soberano. En Puerto Rico, su pueblo debe eventualmente decidir si mantiene el actual “statu quo”, se integra como estado de pleno derecho a la Unión Americana, o proclama su independencia. Otras islas caribeñas, igualmente, tarde o temprano decidirán cuál es la opción que más les conviene respecto a sus respectivas metrópolis: Inglaterra, Francia, Estados Unidos.
También existen tendencias separatistas en diversos países, que permanecen latentes y periódicamente se reactivan: Cataluña y el País Vasco en España, Escocia e Irlanda del Norte en Inglaterra, Chechenia en Rusia, Quebec en Canadá.
Serán el plebiscito y el referéndum los instrumentos legales para que sus pueblos opten por su porvenir, de manera pacífica, consensuada, democrática.