Basta echar una mirada a los medios de comunicación masiva o escuchar la invasión de vocablos que supera con mucho y atenta contra aquello de “limpia, fija y da esplendore_SDRq al idioma, adoptado como lema por la Real Academia Española, RAE, en 1713. De aquí la necesidad de una permanente sinergia en el organismo para “bendecir” neologismos o “archivar” arcaísmos, como muestra de la vida fructífera del lenguaje.
Español o castellano, el de la obra insigne de la literatura hispana, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 1605, nos suena lejano, desconocido en no pocos de sus vocablos y apegado a su entorno, pero desligado de las exigencias expresivas del mundo moderno de la tecnología. El valor social, histórico y político exige la permanente adaptación con la caída de las hojas del calendario.
Descender de lo teórico para aterrizar en suelo firme es exigencia necesaria para hacer uso correcto del idioma y participar en la creación continua de nuevas expresiones. Se olvida la gramática, se menosprecia la ortografía y se atropellan las palabras en “decires” con cierto sabor rancio de personas y lugares con tradiciones arraigadas y cultura que hace sentir, vivir y valorar lo nuestro.
Se conmemora hoy el 400 aniversario de la muerte del “Manco de Lepanto”, del autor de la primera novela europea moderna, desligada, mediante una excelente parodia, del género de caballería, del joven aventurero, prisionero y esclavo, que fue rescatado, del autor de numerosas obras, novela, poesía y teatro, de quien vivió con intensidad años del imperio español, en el que “nunca se ponía el sol”.
La jornada de hoy es dedicado a concienciar la necesidad del hábito de la lectura, fuente de información y conocimiento, pero también de divulgación, enriquecimiento y fortalecimiento del idioma, cuya manifestación más exacta es el uso correcto y con el mayor número de palabras del lenguaje oral y escrito. Es bajísimo el nivel de lectura y descenderá más con las efímeras dosis de información al compás de dos dedos sobre una minúscula pantalla y unos ojos que ven, pero no miran.