27/04/2024
04:13 PM

Desafío, oportunidad

    Los desafíos, individuales o colectivos, se convierten en oportunidades cuando hay visión, no acomodamiento, puesto que el desarrollo de la ruta para llegar a la meta exige esfuerzo y un decidido y definido compromiso para aprovechar beneficios de las dificultades. Esto último evidencia una clara ausencia en la vida nacional cuyos gobiernos han ido acomodando intereses y los grandes y angustiosos problemas no quedan “ni en veremos” sino que simplemente se sustituyen por vanas ilusiones.

    Estas últimas semanas estamos viviendo la repetición, en nivel menor hasta el momento, de abundantes lluvias que ojalá no sigan sobre mojado y mucho menos sean preámbulo de fenómenos naturales devastadores. Son numerosas las familias que han dejado sus hogares para hallar refugio en centros de acogida, miles de hectáreas cultivadas anegadas por las aguas con los cultivos dañados, infraestructura vial en malas condiciones pasan ya a intransitables y otros muchos daños alimentadores de nefastos recuerdos.

    Desde la llena del 54, los huracanes Fifí y Mitch y las tormentas Eta y Iota, mucho se ha hablado, el discurso en el nivel oficial ha durado pocas horas tras los desastres de manera que su repetición ha evidenciado por enésima vez la carencia de previsión y la muy escasa prevención multiplicando los daños. El movimiento de tierra para levantar muralla a lo largo de los dos grandes ríos del valle de Sula volvió a revelar el fiasco de trabajos que no aguantan ni las lluvias.

    Pero no todo es perjudicial. En las últimas semanas la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (Enee) reporta superávit en generación energética, aunque no debemos confundirnos, pues el fenómeno se debe a la caída en la demanda por la situación climática que es más que pasajera, pues llegará el verano y para entonces es la verdadera prueba. La oportunidad que proporciona la abundancia de lluvia es clara tanto por la acumulación de agua en las represas como por consumo menor de energía térmica. Si a ello sumamos los posibles y necesarios sistemas de regadío el desafío de la construcción de represas debiera ser prioridad vital.

    No se escucha, ha sido y es la repuesta de los gobiernos que buscan provecho inmediato con políticas cortoplacistas de cuatro años en los que “soy el mejor”. Durante décadas han hablado y hasta hay testimonios gráficos en lugares estratégicos, pero todo ha quedado en demagogia barata con supervivencia de semanas.

    Los hechos que están ahí convertidos cada vez en tragedias y desastres no entran en la cabeza de los políticos más dados a repartir lo que no es suyo que en asegurar fuentes de trabajo, ingresos duraderos a las familias, protección de cultivos y empleo a los jóvenes cuyo ingreso en el mundo laboral es cada vez más complicado.