Sea mujer u hombre, la persona que tiene por misión el destino de una nación, empresa y organización, debe tener las cualidades del liderazgo efectivo, con capacidad para administrar, ejecutar y delegar funciones en los mandos intermedios, concentrando su atención, energía y recursos disponibles, los que debe manejar con total transparencia y rendimiento de cuentas, invirtiéndolos sabia y prudentemente.