04/12/2025
10:58 AM

Algunos atributos básicos del liderazgo

    Sea mujer u hombre, la persona que tiene por misión el destino de una nación, empresa y organización, debe tener las cualidades del liderazgo efectivo, con capacidad para administrar, ejecutar y delegar funciones en los mandos intermedios, concentrando su atención, energía y recursos disponibles, los que debe manejar con total transparencia y rendimiento de cuentas, invirtiéndolos sabia y prudentemente para poder multiplicarlos y ser utilizados en otras áreas del bienestar colectivo. Debe tener un significativo poder de convocatoria, lo cual posibilita que sus compatriotas le otorguen pleno respaldo, confianza y lealtad, al transmitirles seguridad y entusiasmo.

    Además, contar con flexibilidad y creatividad para hacerle frente -con posibilidades de éxito- a situaciones imprevistas y urgentes, con habilidad para anticipar conflictos y sabiéndolos negociar satisfactoriamente una vez emergen. Debe demostrar inequívocamente ser poseedor de cualidades igualmente esenciales para inspirar a la población en un accionar al unísono, en que cada quien entiende y comprende la puesta en práctica de sus deberes, mismos que ejecuta con espíritu de responsabilidad, sabiendo que su rendimiento será evaluado sea positiva o negativamente. La lideresa y el líder no se perciben a sí mismos como infalibles y omniscientes: dominan el arte de saber escuchar y rectificar cuando es oportuno. No imponen sus criterios sin antes estudiar los que otros puedan poseer. Estos y muchos más requisitos fueron estudiados por el sociólogo alemán Max Weber, y han sido ampliados por posteriores investigadores.

    Cuando quien ha asumido, sea por nombramiento o por propia decisión, se pone al frente de tan importantes responsabilidades y no está preparado (o) para acometerlas plena y satisfactoriamente, cunde el desaliento, frustración, desmoralización, deserción hasta desembocar en el colapso y la desintegración. Si eso llega a ocurrir se impone un necesario y urgente relevo en la conducción del Estado, de la fábrica, de la oenegé. De no ocurrir, el fracaso se irá acrecentando de manera vertiginosa e incontrolable. Quien posee suficiente madurez intelectual y emocional sabe retirarse a tiempo, de manera sensata e inteligente. Sea que el poseer atributos de liderazgo sea innato, consustancial a la persona, o bien sea un proceso que se va adquiriendo en la medida que alcanzamos madurez intelectual y emocional.

    Quien tenga a su cargo la alta responsabilidad de dirigir un conglomerado humano, en toda ocasión y circunstancia, debe saber ejercerlo con sabiduría, prudencia, siempre en búsqueda de consensos y no de imposición, de grandes acuerdos mutuamente benéficos, alcanzados en un toma y daca, y no mediante el uso de la violencia y el fraude.

    Esto no significa ser débil de carácter, todo lo contrario: demuestra el poseer atributos de verdadero estadista. Así lo recordarán las siguientes generaciones y la historia.