26/12/2025
11:28 AM

Crimen contra Honduras

  • Actualizado: 02 abril 2016 /

En el incendio en el parque Jeannette Kawas es un auténtico crimen contra Honduras.

    San Pedro Sula, Honduras

    La defensa del ecosistema formado por Punta Sal, la Laguna de los Micos y sus alrededores llevó a la muerte a Janet Kawas, y debido a ello el lugar fue designado como parque nacional con su nombre. Los que han estado ahí y han disfrutado de la naturaleza casi en estado virgen: de las aguas cristalinas, de los monos aulladores, de la enorme variedad de flora y fauna que existe en ese lugar, pueden dar fe que el sacrificio de Janet no fue en vano y que su asesinato despertó, en ese momento, la conciencia de la población y las autoridades, de modo que la zona se declaró reserva natural y se procedió a su protección.

    Sin embargo, en los últimos días, desde lejos puede verse la columna de humo que, a causa de un incendio provocado por desaprensivos, se eleva desde el parque Janet Kawas y que ya ha acabado con varias hectáreas de bosque y con la vida de las distintas especies animales que habitaban en él.

    La acción delictiva cometida por las personas que deliberadamente iniciaron el incendio es un auténtico crimen contra Honduras. Los esfuerzos que distintos Gobiernos han hecho en las últimas décadas para declarar determinadas regiones o sectores como reservas biológicas o parques nacionales han sido la respuesta de las exigencias de la ciudadanía cada vez más consciente de que los billetes no se comen y que, si no cuidamos el entorno natural, este país, esta tierra, será incapaz de sostener la vida humana y pereceremos irremediablemente a causa de la sequía, del cambio climático, de los desastres naturales, de enfermedades que hoy ni siquiera imaginamos.

    Aunque resulta innegable que en los últimos años la conciencia ecológica de los hondureños ha crecido mucho, también es cierto que quedan muchos enemigos de la madre naturaleza sueltos. No les basta ver la desertificación sufrida por parte del territorio nacional a causa de la tala inmisericorde, observar cómo se ha reducido el caudal de tantos ríos o la bruma que cubre a las ciudades debido a los incendios forestales; no se dan cuenta que hay un equilibrio muy delicado en las relaciones entre los habitantes de este planeta, hombres, animales y plantas, y que ningún daño que se haga al ecosistema queda sin una consecuencia.

    Por lo visto hay que seguir educando a la población para que respete y valore el medio en el que vive, pero, además, hay que poner tras las rejas a los que lo contaminan o lo destruyen, como en el caso de Punta Sal. Hay que sentar un precedente y actuar con firmeza contra estos criminales.