Para quienes hacen transacciones con el exterior, los efectos se magnifican. El envío de documentos físicos para firma a través de largas distancias se vuelve mucho más caro y lento que localmente. Se han desarrollado ya proveedores especializados de estos servicios de firma, usados por una gran cantidad de empresas en el exterior, por lo que es fácil agregarse a trabajar con ellos.
El sistema excluye los documentos que son sujetos de ser suscritos notarialmente. Esto no implicaría una reforma en este campo, y el proceso de autenticarlos no debiese tener una dificultad legal mayor (y sí una gran facilidad de ejecución) en relación con la actual. La opción de hacer firmas físicas siempre se retiene, ya que la costumbre o desconfianza particular de las personas debe ser respetada.
Este es un camino con bastante recorrido a nivel mundial. Los riesgos ya son conocidos, y han sido mitigados gracias a las acciones de otros. Los proveedores de servicio ya tienen amplia experiencia y madurez y son empresas sólidas del área de la tecnología (con libre acceso para todos, para evitar la corrupción). Utilizando de ejemplo alguna legislación de países cercanos como Costa Rica o Panamá, podemos crear un sistema de firma electrónica que nos ofrezca una enorme cantidad de beneficios a un costo mínimo.