25/09/2024
12:27 AM

Trampa para conejos

Jibsam Melgares

En las heladas regiones de América del Norte un nativo hacía un caminito por entre la nieve, y además regaba unas ramas de árbol sobre el sendero improvisado. “¿Qué estás haciendo?”, le preguntó un amigo que acertó a pasar por allí. “Una trampa para conejos”, fue la respuesta. “Pero, ¿dónde está la trampa?”. “Ah”, respondió el nativo sonriente, “la trampa no la pondré sino hasta dentro de dos semanas.

Primero arreglo el caminito, de modo que los conejos se acostumbren a él. Por ejemplo, hoy por la noche vendrán y tendrán temor de pasar por el sendero; pero mañana se acercarán más, y poco tiempo después uno de ellos lo cruzará, después caminará por él. Pocas noches después se familiarizarán con el camino y lo usarán frecuentemente sin ningún temor.

Entonces pondré la trampa en medio de las ramas y después… comeré conejo todos los días”. “Ya veo”, contestó el amigo, “estás usando la misma táctica que Satanás: primero atrae a las personas con algo que da la impresión que es ‘inocente’ y cuando adquieren confianza, él los atrapa y los destruye”.

Y si hay trampa que al ser humano le resulta terriblemente seductora es el adulterio o infidelidad. Desde tiempos remotos el diablo ha hecho creer que la tendencia a ser infiel es parte de nuestra naturaleza y que, por lo tanto, es algo normal, inevitable, un asunto con lo cual debemos aprender a convivir. Un artículo publicado por el diario El País en 2019, indica que en la actualidad los adulterios van en aumento puesto que ser infiel es mucho más fácil y rápido hoy que décadas atrás. Esto debido a que el internet y la amplia gama de servicios relacionados hacen que tener un amante esté al alcance de cualquiera.

Ahora bien, Satanás siempre presentará lo sabroso del pecado, pero nunca sus consecuencias catastróficas. Y el adulterio es como una bomba, cuyas ondas expansivas destruyen la vida no solo de los implicados sino de sus familias, trayendo vergüenza y dolor. La infidelidad es una trampa mortal. Tengamos mucho cuidado.