Soledad. Todavía hace algunos años una buena mayoría de las personas rehuía hasta a la palabra. Solo para no variar, las cosas están cambiando en este sentido.
Las encuestas en Europa están diciendo que las nuevas generaciones de hombres y mujeres ya no tienen como meta principal compartir su espacio vital. Y no solo los jóvenes, los adultos y sobre todo esos que ya han pasado por periodos largos en pareja y ahora se encuentran solos, ya no muestran tanto entusiasmo por volver a intentarlo. Por lo general eran las mujeres las que se lo pensaban un poco más pero ahora también ellos.
Se trata de una nueva ola apoyada en producciones cinematográficas, televisivas, libros, pinturas y podcasts en los que se señala las ventajas de una vida para y con uno mismo.
Nada más habría que poner atención a los títulos de estas nuevas obras que por lo demás, están siendo bien recibidas por los que están determinados a cambiar el curso impuesto por generaciones pasadas; “Viviendo una vida completa bajo tus propios términos”, “La felicidad de dormir solo”, “La ciencia y el poder de estar solo”, “Lo disfrutable de la soledad: cómo reconectar contigo mismo en un mundo hiper conectado”, y “Solo: Construyendo una vida extraordinaria por tu cuenta”, por mencionar solo algunos títulos que están logrando grandes ventas en las librerías europeas, asiáticas, estadounidenses y canadienses.
Encuestas realizadas en Estados Unidos hace dos años, dicen que los más jóvenes piensen que el matrimonio es un concepto pasado de moda.
En Gran Bretaña -y según la Oficina de Estadística Nacional- solo la mitad de las parejas inglesas está planeando casarse en un futuro cercano. La otra mitad lo ha descartado. Esto según un artículo publicado hace algunos días en el BBC.
Como ya estamos acostumbrados a ver, el primer mundo nos lleva ventaja también en esto, pero nosotros ahí vamos, lento pero seguro, “atrasito” suyo. Poco a poco escuchamos y leemos sobre jóvenes latinoamericanos con las mismas ideas y pensamientos.
La gente quiere encontrar nuevas formas de llevar bien su existencia, aunque esto signifique apartarse de lo tradicional y enfrentarse a la presión social. Y de paso todo esto, está acabando con el estigma que tiene la vida en solitario y diferenciándola de la desolación, por ejemplo, que significa entre otras cosas; tristeza, aflicción, soledad extrema.
Una vez más, todo depende de la manera en qué vemos y sentimos las cosas o circunstancias. Lo que para uno puede definirse como desastroso, para otro puede resultar fabuloso. No es lo mismo estar solo, que sentirse solo. Y una vez más, nosotros decidimos esto, seguimos siendo dueños de esta decisión.