Debido a los acontecimientos que han estado aquejando al mundo recientemente —la pandemia, desastres naturales, guerras y terrorismo, destrucción del medio ambiente, problemas relacionales y financieros, desafíos laborales, falsedades, disparates políticos y divisiones a todo nivel —muchos se preguntan si estas son las señales antes del fin anunciadas en la Biblia. En lo particular, creo que sí son señales antes del fin. Pero es verdaderamente este el fin de los tiempos, es la pregunta que más podría estarse revolcando en nuestras cabezas. Si bien es cierto, nadie podría dar una respuesta concluyente a esa interrogación (cf. Mateo 24:36), creo que el carácter terminal sí podría estarse aproximando con dos acontecimientos propios de nuestros días.
El primero es el desarrollo tecnológico. A mi juicio, este es un ejemplo de que estamos viviendo en un límite por dos razones: uno, por la lejanía de Dios que este desarrollo provoca (la seguridad y la fe están ahora puestas en la tecnología y en la ciencia como tal, ya no en Dios); y dos, porque este desarrollo le ha abierto la puerta a la globalización, es decir, a una época en la que se está construyendo una nueva “torre de Babel” (Génesis 11:1-9). Y el segundo acontecimiento es la repetición de la historia. Siempre que el ser humano hace a un lado a Dios, su maldad crece sin medida y esto acarrea destrucción. Varios ejemplos de esto están en la Biblia, siendo la historia de Noé la más terrible (Génesis 6-9, 19). En la actualidad, creo que este “individualismo mortal” se está repitiendo a una velocidad similar a la del desarrollo tecnológico. En una época donde parece que nada puede hacer que la humanidad se vuelva a Dios, ¡la destrucción es inminente!
Por eso se nos agrandan aquí las recomendaciones bíblicas: “Es el tiempo de buscar a Jehová” (Oseas 10:12), “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño” (Romanos 13:11), “Acuérdate... y arrepiéntete... abre la puerta” (Apocalipsis 3:3, 20).