El pasado 7 Septiembre hubiese cumplido 80 años de su fructífera existencia. Mi padre Rigoberto Espinal Irías (QDDG) un hombre cuya vida fue sin duda un libro abierto. Tal y como lo anunciamos el pasado 19 de marzo Día del Padre en diferentes medios de comunicación he concluido su biografía bajo el título: Rigoberto Espinal Irías “Un hombre de leyes al servicio de Honduras”.
Relata la historia de un ciudadano de nuestro país que por sus actos en vida se convirtió en un ejemplo a seguir por las próximas generaciones. Actualmente esta biografía ya se encuentra en revisión por parte del Dr. Ramiro Colindres, quien también escribió él Prologo de un libro de 145 páginas cuyo contenido resultará muy atractivo para el lector.
Contiene testimonios de familiares cercanos a mi padre, exalumnos, predicadores católicos, abogados, maestros de la facultad de Derecho, fiscales del Ministerio Publico, magistrados, políticos, empresarios, policías, militares, periodistas de prensa general y deportiva, críticos de cine, médicos y amigos personales de mi padre que comparten con el lector sus conceptos y anécdotas de quien en vida fuera su hermano, maestro, compañero de labores, correligionario etc.
Sin duda que esta fue una experiencia única para mí, no solo como autor del libro, quien realizó la tarea de entrevistar a estos personajes de la vida pública de nuestro país que los reúne, por primera vez, en una biografía que se escribió con la intención de rendirle un homenaje póstumo a una persona que por su calidad humana, nivel de cultura, carisma y don de gente se supo ganar el cariño de la sociedad hondureña, algo que es inusual, pues ocupó cargos de importancia para el país: juez ad hoc de la Corte Interamericana de Justicia, magistrado de la Corte Suprema de Honduras por dos períodos, asesor de la Alcaldía Municipal (período del doctor César Castellanos), asesor del Colegio Médico (gremio a quien legó el Estatuto del Médico Empleado) y asesor del Ministerio Público.
Siempre mantuvo una conducta de puertas abiertas con sus amigos de la prensa, compañeros y público que lo buscaba en su despacho para que le brindara su asesoría o consejos de orden personal.
Rigoberto Espinal Irías fue un hombre y un nombre que luego de su desaparición física goza del respeto, cariño y admiración de los diferentes sectores de nuestro país que lo recuerdan con alta estima. Es un honor para mí, como su hijo, haber escrito esta obra que hubiera querido, tal como lo prometí, entregarla al público para el día de su cumpleaños, pero por motivos que están fuera de mi alcance y la falta de apoyo de funcionarios a los que se los solicité esto no fue posible.
A través de este medio daremos a conocer el día, lugar y fecha próxima del lanzamiento de esta biografía que, estoy seguro, muchos y muchas hondureñas querrán leerlo y tenerlo en las bibliotecas públicas y privadas.
