17/01/2025
02:33 PM

¿Ordinario o especial?

Salomón Melgares Jr.

De acuerdo con un estudioso bíblico, la relación de Jesús con las personas de su propio pueblo fue más que interesante (ver Marcos 6:1-3). Este texto nos indica que Jesús y su familia eran conocidos como parte de la comunidad (v. 1). También queda claro que la gente no tenía explicación para las poderosas palabras y milagros de Jesús. “¿Dónde aprendió tantas cosas? ¿De dónde ha sacado tantos conocimientos? ¿De dónde saca el poder para hacer los milagros que hace?”, eran algunas de las preguntas que se hacían (v. 2). Sin embargo, su mesiazgo fue visto con escepticismo e incredulidad: la frase “hijo de María” del versículo 3 era despectiva, ya que un hombre, en el uso judío, no era descrito como el hijo de su mamá excepto por insulto (cf. Juan 8:41; 9:29). Esas palabras también sugieren que ellos sabían que hubo algo inusual en el nacimiento de Jesús (ver Lucas 1:34-35).

¿A qué se llega con esto? A hacernos la pregunta: ¿cómo entiendo yo a Jesús? ¿Lo entiendo como alguien especial que es quien dijo ser, el hijo de Dios y Dios mismo, o como alguien ordinario, un loco, o, cuanto mucho, como un buen orador o maestro de ética y moral?

En lo particular, creo que él es quien dijo ser: Dios encarnado. Lo que enseñó y lo que hizo me lo confirman. Incluso, la misma temporada navideña le añade un valor agregado a mi creencia. “Que tengas una feliz navidad, es la mejor época del año”, dice una famosa canción secular en inglés. La Navidad tiene algo especial. ¿Se ha preguntado por qué? Esta época, entre otras cosas, conmemora el nacimiento de Jesús. Por Jesús tenemos Navidad. Y porque tenemos Navidad, alguien pudo escribir: “A tu enemigo, el perdón. Para un oponente, tolerancia. A un amigo, tu corazón. Para un cliente, el servicio. A todos, la caridad. Para cada niño, un buen ejemplo. A ti mismo, respeto. Que Dios en su infinita bondad, bendiga y llene nuestros corazones con paz y amor la noche de Navidad”