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La soledad en un mundo hiperconectado

  • 06 diciembre 2021 /

La soledad en nuestra sociedad ya no es un estado emocional o un sentimiento pasajero, sino un estado civil, como el de soltero o casado, el estar solo es también parte de la estructura social. No estoy hablando de la pregunta existencial que nos hemos hecho de manera particular, ¿estoy solo en este mundo?

No, se trata de la permanente situación del hombre actual, pasando del ámbito existencial para adentrarse en la actualidad, reflejando que el hombre es incapaz de sentirse acompañado consigo mismo. El entorno social con toda la dimensión tecnológica no ha llevado al hombre a su sosiego, sino más bien, lo ha vuelto más solitario. Esta dimensión no ha logrado acallar la soledad del hombre, ni mucho menos integrarlo con otros seres humanos; pero de alguna manera, también es cierto que esos medios se han convertido en un paliativo, en una suerte de amigo, que tiene más disponibilidad que cualquier otro, así creando una dependencia enfermiza que distrae, y en la mayoría de casos decepciona. La depresión, que está vinculada con la soledad, se ha convertido en la mayor causa de mala salud y de discapacidad en el mundo, con 322 millones de personas afectadas, afirmó la OMS. Sufre de soledad el niño, igual que lo hace el joven y no menos el anciano.

Se han borrado las fronteras de la edad donde antes era el anciano que padecía soledad, ahora esta ya no es una patología de la vejez, sino social. El anciano tenía que enfrentar la soledad después de haber concluido su labor en el mundo y ahora ve la televisión horas y horas, aún en la víspera de su sueño, no porque sigue viéndola, sino porque la escucha, y el sonido de alguna manera le hace sentir que no está solo, que aquel mundo distante físicamente.

Sin embargo, está el caso del niño que se entretiene todo el día con los medios tecnológicos ante la ausencia humana de sus padres que laboran todo el día. Encontramos al joven que no encuentra fácil definir quién es y qué papel juega en el mundo, y que termina encontrando la compañía permanente de los medios. Allí puede escribir ante la falta de alguien con quien hablar, puede decir quién es ante la falta de una definición propia, por lo que es más fácil decir que es igual a los demás, con quienes platica, conversa y ríe. Anochece y no hay quién quiera saber de lo cotidiano de su día, se puede respirar el aire solitario cuando se espera que el sueño venza al estar tendido en la cama esperando y deseando nada. Los humanos nacimos para disfrutar de la compañía de otros, para amar y ser amados, escuchar y ser escuchados, compartir nuestros anhelos, amores, defectos, y errores con alguien físico que pueda darle cierta seguridad a nuestra alma. Pero al final, la tecnología está allí, para bien o para mal, haciéndonos compañía, dándonos palabras, mensajes, imágenes; dándonos compañía en un mundo que cada vez se vuelve más solitario. Solitario de palabras, solitario de gestos, solitario de humanidad.