En 2019, en el Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), celebrado en Sevilla, se creó el proyecto de Lengua Española e Inteligencia Artificial (Leia).
La idea provino de la trascendencia que en el mundo toma el asunto de la inteligencia artificial con el objetivo de acomodar el progreso de la lengua española.
Se trata indudablemente de una de las últimas revoluciones científicas que pueden afectar las herramientas que usa la Asale para la regulación de nuestra lengua española.
Por eso las Academias de la Lengua Española no podían ignorar este avance trascendental. Desde que se tomó esa decisión, las comisiones encargadas de regular el español a través de la gramática y los diferentes diccionarios han encontrado la posibilidad de utilizar la inteligencia artificial para encontrar nuevos vocablos y formas de expresión, que cobran vida en el habla de nuestros pueblos.
Muchos de estos vocablos son adoptados porque se denominan artefactos, situaciones, elementos que antes no conocíamos porque no existían. La mayoría provienen del inglés, pero las academias los han adoptado porque han entrado en la lengua por necesarias y no existentes en el español. Todas las academias de la lengua española están muy atentas al desarrollo de este fenómeno.
No tengo noticias de que el Estado esté normalizando el avance de la informática, pero seguramente enfrenta esta revolución. Por ahora, la inteligencia artificial no ha alcanzado en Honduras el interés de los grandes sectores, pero es indudable que cada día más personas se interesan en este asunto para aplicarlo a muchos aspectos de la vida creativa y empresarial.
El director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, ha llamado a “cuidar el desarrollo de la inteligencia artificial para que las máquinas hablen el español de forma más correcta posible y a la vez evitar que sus algoritmos creen dialectos digitales que constituirían un quebranto para la unidad de la lengua”.
“Es importante que las máquinas, que son un número creciente de individuos no humanos que usan nuestra lengua, lo hagan de la mejor manera posible”, señaló Muñoz Machado durante el XVII Congreso de la Asale.
Mas de 600 millones hablamos esta lengua de Cervantes enriquecida por Darío y muchísimos autores célebres hispanoamericanos. El español es una de las lenguas oficiales de la ONU y cada vez más personas la hablan en los Estados Unidos de América y ahora es la segunda lengua en ese país.
Las academias están abiertas a todas las innovaciones que ofrece la inteligencia artificial y adoptan las tecnologías para estructurar un idioma claro, justo, comprensible, fortalecido con los nuevos vocablos para nominar los avances y conceptos tecnológicos y científicos.
No puede el español quedarse al margen de las innovaciones tecnológicas de la Inteligencia Artificial, definida como “disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico”. Es importante atender la ética y la conveniencia social de estos cambios, pero no podemos negar lo evidente: las inteligencias artificiales son parte de nuestras vidas y la civilización.
A pesar de que la gran mayoría de los hondureños es poseedora de un aparato de telefonía celular, el nivel de entendimiento y académico de muchos conciudadanos no le permiten hacer uso de esta importante herramienta tecnológica para mejorar su vida y la productividad artística y de bienes para el comercio y la superación del nivel económico de los hogares y empresas. Pero insisto, avanzamos y cada vez el fenómeno de la Inteligencia Artificial se apodera de la vida de nuestros compatriotas para aprovechar sus utilidades.
Ha dicho el director de la RAE, y lo sabemos todos: el español es una lengua mestiza, proviene del latín, pero ha tomado mucho del griego, del árabe, de las lenguas nativas de la península y de las lenguas americanas. Así que incorporar vocablos de otros idiomas necesarios para nombrar nuevas cosas o fenómenos no significa una tragedia para el idioma, sino un proceso natural en todos los idiomas del mundo. Y ese enriquecimiento será una constante a medida que la ciencia y la tecnología, el arte y las costumbres avanzan y cambian.