“Mientras la indecisión, la conformidad y la división discuten, la tiranía brinda y celebra”: Luis Gabriel Carillo Navas.
Existe la coyuntura existencial, ya que solo tenemos un cuerpo y vivimos en el tiempo cronológico; cuando se eligió algo, seguramente debemos renunciar a alguien. Una puerta se cierra y dos más se abren; si existe la negación de esta realidad siempre habrá una sensación de estancamiento en la vida; en una sociedad tan convulsionada nunca es conveniente que los líderes sean indecisos. Es el tiempo de alinear los valores a las decisiones de forma instintiva para evitar caer en la desmotivación, frustración y confusión; no se puede caer en la crítica prematura de estos actos sin antes considerar los hechos. Podemos tener personas superinteligentes, talentosas y competentes, pero con la indecisión hay una parálisis de análisis. “Es difícil, pero hay que atravesar la indecisión y el pensamiento excesivo con la acción”.
La esencia es, si no se actúa en la vida, la vida actuará sobre ti; es fundamental dejar la culpa del pasado, tener un objetivo claro, saber que estar seguro es un aprendizaje, por lo que se deben conocer los defectos y habilidades. Nunca se deje llevar por el perfeccionismo, ya que esto nos puede llevar a dudar y tomar una decisión. Existe una paralización y se logra expresar en miedos, infelicidad y mediocridad.
Cuando no se manifiesta la seguridad y solo se vive en oscuridad tomando los rieles de un tren de indecisiones e improvisaciones y siempre se socava la autoridad, sin inspirar confianza a los demás, urge que exista la claridad en todo y en un sentido de dirección.
Cuando la indecisión toque la puerta con aflicción, ansiedad y preocupación se debe tomar un antídoto “No se preocupen por nada, en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que Él ha hecho”.
Filipenses 4:6 NTV.