Faltaban aún cuatro años para finalizar el Siglo 19, cuando en el año 1886 se otorgó la “Benz Patent-Motorwagen”. Así logró Karl Benz patentar el primer automóvil propulsado por gasolina en el mundo. Al mismo tiempo, sin relación alguna, Gottieb Daimler trabajaba en su propio motor de combustión interna en Stuttgart. Finalmente, Benz y Daimler acabaron fusionándose, la Merz-Daimler AG, debía producir automóviles de excelencia, y lo lograron.
Con el tiempo surgió un cliente, Emil Jellnek, que era un fan de los autos Benz-Daimler, dispuesto a comprarles unos quince autos, pero pidió que le pusieran el nombre de su hija, Mercedes. Daimler que vio una muy buena venta no tuvo inconveniente en que esos autos se llamaran “Mercedes-Benz”. Así nació una marca que no solo tenía potencia mecánica, sino también acabó creando una identidad emocional. Y así terminó llamándose en el futuro.
Durante el Siglo 20, Mercedes-Benz AG se convirtió en pionera de seguridad automotriz, por ejemplo, en los años 70 introdujo el sistema antibloqueo de frenos (ABS) y las bolsas de aire en los años 80. Innovó en el famoso Mercedes-Benz 300SL deslumbrando al mundo con las “Alas de Gaviota”.
Lanzó el modelo 260 D, primer auto de pasajeros con motor diesel producido en serie. Y ya en pleno siglo 21 la marca ha liderado la transición hacia la electrificación y la conducción autónoma, sin perder su esencia de lujo y precisión.
Lo que nunca, quizá, sospechó Gottieb Daimler, cuando tomó la decisión de ceder su nombre, es que dio origen a una marca que quedaría permanente. Mi nieta Mercedes Núñez Santamaría vive actualmente en Berlín, Alemania. Y mi hija Mercedes, a quien llamamos cariñosamente Mercy, estuvo de vacaciones visitándola en Alemania, y cuando daba su nombre o lo da su hija, a menudo suelen decirles “¿cómo el del automóvil?” Pero en verdad es a la inversa, fue el automóvil el que tomó el nombre de la joven Mercedes Jellnek, cuyo padre, quizá sin sospecharlo, cambió la marca bajo la que se venderían para siempre los autos y camiones Mercedes-Benz en el mundo.
LO NEGATIVO: No percibir Daimler, quizá, lo que ocurriría al aceptar el cambio.
LO POSITIVO: Cómo el cariño de un padre por su hija, influyó en cambiar una marca.