Este sábado 3 de mayo es una fecha histórica para la religión cristiana: se celebra a nivel mundial el Día de la Cruz, que tiene sus raíces en el año 326 d. C., al ser difundida en el Imperio Romano en tiempos del gobernador Constantino.
La historia relata que Santa Elena, madre de este emperador, encontró en Jerusalén la cruz donde fue crucificado Jesucristo; símbolo principal de la religión cristiana que evoca la Crucifixión de Cristo y los beneficios redentores de su pasión y muerte. La cruz es, por lo tanto, un signo tanto de Cristo mismo como de la fe de los cristianos.
Según el evangelio de San Lucas 9:23, se encuentra la tácita petición de Cristo que dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígueme”. En Juan 12:32, Jesús transformó el significado de la cruz de ser un instrumento de tortura y muerte a ser el instrumento de fe y de vida.
La solicitud principal recomendada por Jesucristo a los cristianos fue rezar el Padre Nuestro en privado y en silencio, para diferenciarse de los fariseos, y concluir con esta oración final usando el sagrado símbolo: “Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén”.
En los pueblos latinoamericanos, esta celebración comenzó en el siglo XV con la llegada de los colonizadores europeos, específicamente de los españoles, quienes introdujeron la religión cristiana con el mítico símbolo de la cruz.
En el país, con las nuevas generaciones, se ha ido perdiendo esta tradicional celebración cristiana, pues la cruz ha sido reemplazada por el entretenimiento de las redes sociales, en un país llamado Honduras.