Conveniencia

En Honduras, la justicia no llega cuando debe, sino cuando conviene.

  • Actualizado: 29 de septiembre de 2025 a las 23:35 -

En Honduras, la justicia no llega cuando debe, sino cuando conviene. Lo que hemos visto en San Pedro Sula no es un hecho aislado: cada cierto tiempo aparecen operativos, acusaciones y detenciones que parecen más un libreto electoral que un esfuerzo real por combatir la corrupción.

El problema es más profundo que un caso particular. La justicia en nuestro país se ha vuelto selectiva y manipulada, usada como arma contra unos y como escudo para otros.

Eso no solo erosiona la confianza ciudadana, también envía un mensaje devastador para quienes invertimos, emprendemos y trabajamos con reglas claras: en Honduras, la ley no es pareja.

Usted y yo lo sabemos bien. Mientras a los pequeños negocios se nos exige cumplir con impuestos, auditorías y trámites imposibles, otros acumulan fortunas mediante contratos inflados y obras inconclusas.

Y solo cuando es útil políticamente se les toca. Esa desigualdad crea un terreno de juego injusto que ahoga a quienes sí intentamos hacer las cosas bien.

A meses de las elecciones, el espectáculo judicial se intensifica. Pero este clima de incertidumbre no atrae inversión ni empleo: los aleja. Ningún empresario serio arriesga su capital en un lugar donde la ley puede manipularse para destruir a un adversario o proteger a un aliado.

Esa es la razón por la que Honduras no logra despegar: no porque falte talento, sino porque sobran arbitrariedades.

Como emprendedor, lo digo con claridad: sin un sistema judicial imparcial, no hay desarrollo posible. La corrupción no solo roba dinero, roba confianza. Y sin confianza, no hay inversión, ni innovación ni futuro.

Lo que usted y yo debemos exigir es simple: reglas iguales para todos. Que se investigue, se capture y se condene con el mismo rigor a quien haya saqueado lo que pertenece al pueblo, sin importar colores ni temporadas.

Honduras no necesita más shows políticos disfrazados de justicia. Necesita un sistema serio, parejo y confiable. Porque mientras la justicia siga siendo de temporada, nuestro país seguirá condenado a la improvisación, la mediocridad y el atraso.

Cuando vote, no piense en promesas que se olvidarán al día siguiente. No vote por quien asume la toga de justiciero un mes antes de su elección. Vote por quien demuestre coherencia hoy, no solo habilísimo político para mañana.

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