En casi dos años y medio de Gobierno, AMLO con algunas variables repite las políticas que llevaron a Venezuela a la pobreza generalizada, de ser el país con el mayor nivel de vida en Sudamérica, antes de la llegada de Chávez.
Los “colaboradores” o mejor dicho “servidores” no le dicen sus errores, y él cree que va por el camino correcto. Cualquiera que crítica o cuestiona una de sus decisiones es un enemigo. Sus servidores ya “le agarraron la medida”, saben que apoyar cualquier idea que manifieste les asegura la “chamba”.
Si el Presidente comenta que el cubrebocas no ayuda a prevenir el covid, en lugar de decirle que no es correcto, sus servidores incondicionales, aunque saben que no tiene razón, dicen en público que el cubrebocas “da una falsa sensación de seguridad”.
Esa corte de lambiscones, con algunas excepciones, son las que han hecho realidad la fábula de Handersen, también conocida como El Rey anda desnudo. El Rey creyó el cuento de los estafadores, que le habían hecho un “traje invisible”, que solo iba a verlo la gente buena.
La mayoría de los adultos se quedó callado al ver que paseaba desnudo. Cuando alguien critica las políticas de regresar a los monopolios estatales, que siguen saqueando y condena la compra de votos como en Venezuela, le dicen que son enemigos quienes lo cuestionan.
Hacen falta en México niños, como en el cuento de Andersen, que le digan “que anda desnudo”, que destruye México con políticas que ya fracasaron en Venezuela, Cuba y en el mismo México el siglo pasado.