Maduro cambia de cama y guardia por temor a EEUU

El mandatario venezolano ha reforzado su seguridad cambiando frecuentemente de lugar de descanso y de teléfono móvil ante las tensiones con EEUU, según The New York Times.

  • 10 de diciembre de 2025 a las 14:37 -
The New York Times

Por: Anatoly Kurmanaev/The New York Times

Nicolás Maduro, el Presidente venezolano, ha reforzado su seguridad personal y se ha apoyado en Cuba, un aliado clave, ante la creciente amenaza de una intervención militar estadounidense en el País, de acuerdo con varias personas cercanas al Gobierno venezolano.

Describieron un ambiente de preocupación que se apodera del círculo íntimo del Presidente, añadiendo que Maduro creía poder capear la amenaza más reciente a sus 12 años en el poder.

Maduro ha intentado protegerse de un posible ataque o incursión cambiando frecuentemente de lugar de descanso y de teléfono móvil, dijeron las fuentes. Estas precauciones se han intensificado desde septiembre, afirmaron algunos, cuando Estados Unidos comenzó a reunir buques de guerra y a atacar embarcaciones que la Administración Trump dijo traficaban drogas desde Venezuela. Para limitar el riesgo de traición, Maduro ha ampliado el papel de los guardaespaldas cubanos en su equipo de seguridad y ha asignado más oficiales de contrainteligencia cubanos al Ejército, informó una fuente.

Sin embargo, en público ha intentado restar importancia a las amenazas de Washington adoptando una apariencia relajada, bailando y publicando videos en TikTok.

"Fiesta"

Las siete personas cercanas al Gobierno venezolano entrevistadas para este artículo hablaron bajo condición de anonimato.

La Administración Trump ha acusado a Maduro de dirigir un cártel “narcoterrorista” que inunda Estados Unidos de drogas. Sin embargo, Trump ha combinado amenazas con sugerencias de una solución diplomática. Él y Maduro hablaron por teléfono el mes pasado para explorar una posible reunión.

A principios de este año, Maduro y los enviados de Trump conversaron sobre las circunstancias bajo las cuales el líder venezolano, quien perdió las elecciones presidenciales el año pasado, pero ignoró los resultados, podría dejar el cargo. Esas conversaciones no dieron como resultado un acuerdo, llevando a la Administración Trump a intensificar su presión militar.

Maduro se ha dirigido al público venezolano casi a diario, pero ha reducido los eventos programados y las transmisiones en vivo, reemplazándolos con apariciones espontáneas y mensajes pregrabados.

“Lunes —fiesta; martes —fiesta; miércoles, jueves, viernes —doble fiesta; sábado —triple fiesta; domingo —fiesta tranquila”, dijo Maduro el 1 de diciembre durante una aparición sorpresa en un mitin en Caracas, cuya ruta cambió poco antes de su llegada. “¡Fiesta hasta que el cuerpo aguante!”, dijo, antes de bailar al ritmo de una rápida melodía electrónica. Un francotirador vigilaba el escenario.

El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, participó en una marcha cívico-militar organizada por el Gobierno en Caracas el mes pasado. (Alejandro Cegarra para The New York Times)

Para Maduro, de 63 años, el enfrentamiento con la armada de EU en el Caribe es sólo el reto más reciente a su mandato. Ex activista comunista, conductor de autobús, organizador sindical y ministro de Relaciones Exteriores, ha pasado de crisis en crisis desde que asumió el cargo en 2013, tras la muerte de su mentor, Hugo Chávez.

Los comentaristas afirmaron que el brusco Maduro dejaría el Palacio Presidencial en cuestión de semanas. Su rígido estilo de comunicación y sus antecedentes civiles, dijeron, lo convertían en un pobre sucesor de Chávez, un populista carismático y ex comandante de tanque que inspiró la devoción de sus partidarios, incluyendo los soldados y oficiales que durante mucho tiempo han sido los árbitros finales del poder.

Desde que asumió el cargo, Maduro ha sobrevivido a un colapso del 70 por ciento en el producto interno bruto per cápita de Venezuela, oleadas de protestas masivas a nivel nacional, diversas conspiraciones, intentos de golpe de Estado y derrotas electorales.

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En el 2019, la primera Administración Trump implementó una campaña de “máxima presión” contra el Presidente venezolano en un esfuerzo por congraciarse con los electores latinos en Florida, un Estado clave en ese momento. Trump reconoció a un político de la Oposición como Presidente de Venezuela e impuso amplias sanciones a la economía del País.

Para mantenerse en el poder, Maduro se ha basado en la represión, los favores políticos, el desprecio por las leyes y una comprensión innata de la esencia misma del poder. El año pasado, cruzó la última línea roja democrática del País, ignorando los resultados de una elección presidencial que perdió por casi 40 puntos porcentuales.

“Es un operador político compulsivo”, dijo Andrés Izarra, ex alto funcionario del Gobierno de Chávez y Ministro del Gobierno de Maduro, quien se encuentra en el exilio. “Se rige por las duras reglas de la política callejera, de la política sindical corrupta, reglas similares a las de una mafia”.

Adriana Loureiro Fernandez contribuyó con reportes.

©The New York Times Company 2025

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Staff NYTimes
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