Estados Unidos.
Una ardilla voladora del norte, macho, comió demasiado que terminó en un estado quieto, sin poder moverse por varios minutos.
El animal tuvo que esperar que pasara el tiempo para poder tener nuevamente su movilidad. Al final, pudo correr entre los árboles.
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No cabe duda que después de esta experiencia, la ardilla aprendió la lección de no ser tan 'goloso'.