Las lluvias torrenciales caídas este fin de semana en Luisiana (sur de Estados Unidos) provocaron la muerte de siete personas y la evacuación de otras 30.000, obligando al presidente Barack Obama a declarar el estado de catástrofe natural.
El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, habló de inundaciones 'sin precedentes', que obligaron a socorrer a más de 30.000 personas. Unas 14.000 fueron trasladadas a refugios, especialmente en Baton Rouge y sus alrededores.
El jefe de la policía regional, Mike Edmonson, confirmó la muerte de siete personas, pero alertó de que podría aumentar el número de víctimas, en declaraciones a la cadena CNN.
La televisión mostró imágenes de áreas residenciales en las que el nivel del agua había subido dejando a los automóviles y casas semisumergidos.
Unas 40.000 casas y negocios se quedaron sin energía en Luisiana.
|
El nivel del agua en varios ríos debería seguir anormalmente alto hasta el martes y comenzar a descender a partir del miércoles, según los servicios meteorológicos nacionales.
El presidente Obama declaró el estado de catástrofe natural que permite otorgar fondos federales de emergencia para financiar la ayuda a las víctimas.