Europa pretende acorralar al régimen sirio al imponer sanciones ayer contra la esposa del presidente Bashar al Asad, hasta hace poco considerada la “rosa del desierto” venerada por Occidente, y otros familiares, entre ellos su madre.
La esposa del presidente, Asma al Asad, y su madre Insa Asad quedaron incluidas en la lista de 12 personas cuyos haberes serán congelados y cuyos desplazamientos serán prohibidos en el seno de la UE (Unión Europea) por “apoyar al régimen” o “estar involucrados” en la sangrienta represión contra los opositores sirios, dijeron los ministros de Relaciones Exteriores en Bruselas.
Las sanciones tienen como “objetivo final la salida del poder de Bashar al Asad y la convocatoria de elecciones”, dijo el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo. Es la decimotercera ronda de sanciones que la UE le impone a Siria desde que el régimen de Al Asad comenzó la sangrienta represión contra sus opositores en mayo de 2011. Bella y elegante, Asma, hija de un eminente cardiólogo de Londres, Fawaz al Akhras, y de una diplomática jubilada, Sahar Otri, ha sido durante mucho tiempo percibida como el “lado suave” de la dictadura. En Siria representaba para muchos una promesa de modernidad en un país durante mucho tiempo aislado. Poco más de un año atrás, la revista Vogue la describía como “la rosa del desierto”, una primera dama, de 36 años, “elegante”.
Asma, duramente criticada
Pero Asma, madre de tres hijos del Presidente, con quien se casó en 2000, ha sido duramente criticada por su silencio frente a la brutal represión contra los opositores al régimen que lidera su marido. Y ahora es llamada “la María Antonieta árabe”.
La divulgación reciente de miles de correos electrónicos enviados de junio del año pasado a febrero de este año entre Al Asad y su esposa fue la gota que colmó el vaso.
Los documentos, obtenidos por el periódico The Guardian, muestran a la esposa del Presidente como una verdadera derrochadora, amante del lujo y el diseño, mientras en su país muchos sirios sufren hambre y la más horrenda represión.
La esposa del mandatario sirio, cuya familia es oriunda de la ciudad de Homs, expresó a comienzos de febrero por primera vez, desde el comienzo de la rebelión, su respaldo a su marido.
“El Presidente es presidente de Siria y la primera dama lo apoya en ese papel”, declaró en un correo electrónico un intermediario a The Times.
Al contrario que su marido, perteneciente a la minoría alauita, Asma, nacida en Inglaterra, es musulmana sunita.
Apoya a su esposo
Con estilo y carismática, la exasesora de inversiones diplomada en el King’s College de Londres ayudó a promover el régimen de su marido. En enero apareció con dos de sus hijos para apoyar a su esposo en una manifestación, sin tomar la palabra.
La entidad opositora OSDH (Observatorio Sirio de Derechos Humanos) estima que 9,100 personas han muerto desde el comienzo del movimiento de protesta contra el régimen de Al Asad, que atribuye la violencia a “bandas terroristas armadas”.
“La represión alcanzó niveles de violencia completamente inaceptables y debe cesar de inmediato”, declaró la jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton. La UE ya aplicó los últimos meses 12 series de sanciones contra Damasco, en especial contra el Banco Central, el comercio de metales preciosos o los vuelos de flete.
Bombardean ciudades rebeldes
Damasco. Las fuerzas del régimen de Bashar al Asad bombardearon ayer ciudades rebeldes de Siria, donde miles de opositores se manifestaron de nuevo horas antes de un viaje del emisario internacional Kofi Annan a Rusia y China para intentar ponerle fin a la violencia.
Convocados por militantes pro democracia, decenas de miles de personas se manifestaron, principalmente en Damasco, para pedir entre otras cosas que se procese a dirigentes del régimen. Las fuerzas del orden dispararon para dispersarlos en algunas localidades e hirieron a civiles, según los activistas.
Al mismo tiempo, las tropas gubernamentales y los desertores del ESL (Ejército Sirio Libre) se enfrentaban en Aazaz, una ciudad cercana de la frontera turca por la que transitan numerosos heridos y civiles que huyen de la violencia.
En total, siete soldados, un desertor y siete civiles murieron el viernes en el país, al día siguiente de la muerte de 62 personas, según el opositor OSDH (Observatorio Sirio de Derechos Humanos).
Los combates prosiguen desde el jueves en Aazaz, una ciudad de 75 mil habitantes situada en la provincia de Alepo, “bombardeada por las tropas y sobrevolada por helicópteros del ejército”, afirmó Mohammad al Halabi, un militante opositor.
En Homs, otro foco rebelde, dos civiles murieron víctimas de cohetes disparados por el ejército contra el barrio de Bab Sbaa, según el OSDH. Más al norte, el ejército empezó a bombardear el bastión rebelde de Binish, al este de la ciudad de Idlib.