Brasilia.
El senado brasileño decidirá hoy si la presidenta Dilma Rousseff responderá a un juicio político con miras a su posible destitución, lo cual implicaría la suspensión de su cargo durante seis meses (180 días) y la asunción al poder del vicepresidente Michel Temer.
En un último intento por impedir esa votación o la aplicación de su resultado, la Abogacía General del Estado, que defiende a la presidenta, intentó ayer ante la Corte Suprema la “nulidad” del proceso. Pero Gilmar Mendes, juez del Tribunal Supremo Electoral, respondió a la petición de anular el impeachment con marcado tono de burla: “Ellos pueden ir la cielo, al Papa o al diablo”. Así menospreció la tentativa y también ironizó la intentona del presidente interino de la Cámara de Diputados, Waldir Maranhao, quien el lunes anuló intempestivamente la votación del pleno de la Cámara baja que en abril apoyó el proceso. Sin embargo Maranhao reculó ayer y anuló su propia decisión.
El presidente del Senado, Renán Calheiros, que también el lunes salió al paso de Maranhao confirmado la continuidad del proceso, dijo que la votación comenzará a las 9:00 am (6:00 am hora de Honduras) y que quiere terminarla este mismo día, aunque en teoría podría durar más de 20 horas.
Sondeos y analistas coinciden en que ya hay votos más que suficientes para iniciar el juicio político.
Son necesarios 41 votos de un total de 81 senadores para que Rousseff abandone el Palacio de Planalto, sede de la presidencia, y aguarde la sentencia final en la residencia oficial.
Se defiende
La presidenta brasileña prometió ayer luchar con todas sus fuerzas para evitar la destitución.
“El último día de mi mandato es el 31 de diciembre de 2018”, dijo Rousseff en una conferencia sobre políticas para las mujeres.
“Voy a luchar [contra la destitución] con todas mis fuerzas, usando todos los medios disponibles, medios legales, medios de lucha”, aseguró la exguerrillera de 68 años que en 2011 asumió como la primera presidenta de Brasil. Si es suspendida, Temer, hoy su mayor enemigo, asumiría el poder de forma interina. Y si Dilma es finalmente destituida, Temer finalizaría su mandato hasta 2018.
El senado brasileño decidirá hoy si la presidenta Dilma Rousseff responderá a un juicio político con miras a su posible destitución, lo cual implicaría la suspensión de su cargo durante seis meses (180 días) y la asunción al poder del vicepresidente Michel Temer.
En un último intento por impedir esa votación o la aplicación de su resultado, la Abogacía General del Estado, que defiende a la presidenta, intentó ayer ante la Corte Suprema la “nulidad” del proceso. Pero Gilmar Mendes, juez del Tribunal Supremo Electoral, respondió a la petición de anular el impeachment con marcado tono de burla: “Ellos pueden ir la cielo, al Papa o al diablo”. Así menospreció la tentativa y también ironizó la intentona del presidente interino de la Cámara de Diputados, Waldir Maranhao, quien el lunes anuló intempestivamente la votación del pleno de la Cámara baja que en abril apoyó el proceso. Sin embargo Maranhao reculó ayer y anuló su propia decisión.
| Estudio de ONG
Transparencia Brasil reveló que 61% de los 81 miembros del senado han sido condenados o acusados de delitos en algún momento.
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El presidente del Senado, Renán Calheiros, que también el lunes salió al paso de Maranhao confirmado la continuidad del proceso, dijo que la votación comenzará a las 9:00 am (6:00 am hora de Honduras) y que quiere terminarla este mismo día, aunque en teoría podría durar más de 20 horas.
Sondeos y analistas coinciden en que ya hay votos más que suficientes para iniciar el juicio político.
Son necesarios 41 votos de un total de 81 senadores para que Rousseff abandone el Palacio de Planalto, sede de la presidencia, y aguarde la sentencia final en la residencia oficial.
Las protestas denunciando un golpe de Estado contra Dilma se han intensificado en ciudades como Sao Paulo. Foto: AFP
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La presidenta brasileña prometió ayer luchar con todas sus fuerzas para evitar la destitución.
“El último día de mi mandato es el 31 de diciembre de 2018”, dijo Rousseff en una conferencia sobre políticas para las mujeres.
“Voy a luchar [contra la destitución] con todas mis fuerzas, usando todos los medios disponibles, medios legales, medios de lucha”, aseguró la exguerrillera de 68 años que en 2011 asumió como la primera presidenta de Brasil. Si es suspendida, Temer, hoy su mayor enemigo, asumiría el poder de forma interina. Y si Dilma es finalmente destituida, Temer finalizaría su mandato hasta 2018.