Lima, Perú.
La policía peruana intervino una vivienda en Lima donde once personas, aparentemente miembros de una secta, permanecían encerradas esperando el fin del mundo, lideradas por un ciudadano nepalí, según informaciones difundidas este sábado.
'Por la llamada de un vecino, que escuchó gritos que provenían de esta casa,la policía interviene la vivienda y ve que tres menores de edad -de 17 y 14 años y un recién nacido- se encontraban en un ambiente revestido de negro. Comían una vez al día y eran torturados psicológicamente', dijo este sábado a RPP TV un jefe policial.
Según imágenes de América Televisión, los miembros de la secta, varios de ellos integrantes de una misma familia, estaban hacinados en un solo ambiente del inmueble con los menores y eran comandados por un ciudadano de Nepal de 29 años a quien identifican como Kiriam, quien arriesga ser deportado por no tener sus documentos en regla.
El lugar estaba lleno de imágenes religiosas, cruces y pequeños altares. De acuerdo con las autoridades, los adolescentes de 14 y 17 años y el bebé de ocho meses eran hijos de dos mujeres miembros de la secta.
Creencias
La policía informó que todos estaban esperando el fin del mundo el 24 de agosto y se habían encerrado para prepararse para ello hace un mes. Pese a que nada ocurrió, siguieron sin salir.
Tras la intervención, los dos adolescentes fueron entregados a su padre y el bebé quedó en un albergue. El resto de miembros de la secta volvió al encierro, en medio de la preocupación de los vecinos, que pidieron apoyo psicológico para esta familia.
'En estos casos, las ideas religiosas se posicionan de tal manera en un individuo que este pierde el contacto con la realidad. Creen que alguien los llama, escuchan voces que les dan órdenes, es un cuadro psicótico. Ya no tienen otro tipo de razonamiento que no sea el religioso', dijo el sábado Martín Lezama, psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental, a RPP TV.
La policía peruana intervino una vivienda en Lima donde once personas, aparentemente miembros de una secta, permanecían encerradas esperando el fin del mundo, lideradas por un ciudadano nepalí, según informaciones difundidas este sábado.
'Por la llamada de un vecino, que escuchó gritos que provenían de esta casa,la policía interviene la vivienda y ve que tres menores de edad -de 17 y 14 años y un recién nacido- se encontraban en un ambiente revestido de negro. Comían una vez al día y eran torturados psicológicamente', dijo este sábado a RPP TV un jefe policial.
Según imágenes de América Televisión, los miembros de la secta, varios de ellos integrantes de una misma familia, estaban hacinados en un solo ambiente del inmueble con los menores y eran comandados por un ciudadano de Nepal de 29 años a quien identifican como Kiriam, quien arriesga ser deportado por no tener sus documentos en regla.
El lugar estaba lleno de imágenes religiosas, cruces y pequeños altares. De acuerdo con las autoridades, los adolescentes de 14 y 17 años y el bebé de ocho meses eran hijos de dos mujeres miembros de la secta.
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La policía informó que todos estaban esperando el fin del mundo el 24 de agosto y se habían encerrado para prepararse para ello hace un mes. Pese a que nada ocurrió, siguieron sin salir.
Tras la intervención, los dos adolescentes fueron entregados a su padre y el bebé quedó en un albergue. El resto de miembros de la secta volvió al encierro, en medio de la preocupación de los vecinos, que pidieron apoyo psicológico para esta familia.
'En estos casos, las ideas religiosas se posicionan de tal manera en un individuo que este pierde el contacto con la realidad. Creen que alguien los llama, escuchan voces que les dan órdenes, es un cuadro psicótico. Ya no tienen otro tipo de razonamiento que no sea el religioso', dijo el sábado Martín Lezama, psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental, a RPP TV.