Un año después del comienzo de la marea negra en el Golfo de México, miles de pescadores no han sido aún indemnizados y centenas de empleados siguen limpiando las costas manchadas de petróleo, pero lo peor pudo evitarse, según el gobernador de Luisiana.
El 20 de abril de 2010, la plataforma Deepwater Horizon, operada por la británica BP, estalló frente a Nueva Orleans, Luisiana, causando la muerte de 11 personas. Se hundió dos días más tarde. A partir de ese momento empezó una carrera contra el tiempo para detener una fuga que tuvo en suspenso a EUA durante cuatro meses, con la transmisión ininterrumpida de imágenes en vivo que mostraban la marea negra producto del accidente del pozo petrolero.
Un año después, unas 2,000 personas siguen participando en las operaciones de limpieza y, según el gobernador de Luisiana, Bob Jindal, cerca de 500 km de costa siguen manchados de petróleo.
Jindal reconoció el miércoles en la cadena NBC que lo peor había sido evitado gracias a los vientos favorables y al uso de unos 7.6 millones de litros de dispersores que permitieron mantener en alta mar gran parte de la capa de petróleo.
“Se hicieron más de cien pruebas a los mariscos. Ninguno de ellos mostró peligros para el consumidor”, subrayó el gobernador. El martes, la administración reabrió incluso la pesca en las aguas federales del Golfo.