A punto de morir estuvieron seis niños migrantes hondureños ayer en la frontera entre México y Estados, cuando intentaban cruzar el peligroso río Bravo a la altura de Piedras Negras, Coahuila.
Los menores, de entre 4 y 15 años de edad, viajaban solos y, según reportes de autoridades mexicanas, estuvieron a punto de morir ahogados cuando les restaban pocos metros para alcanzar su meta: llegar a Estados Unidos.
Héctor Gerardo Menchaca, encargado de la Oficina de Enlace de Piedras Negras, Coahuila, con Aduanas y Protección Fronteriza en Texas, Estados Unidos, informó a El Universal que autoridades de esa entidad evitaron que los menores murieran cuando intentaban cruzar a nado.
Uno de los menores se encuentra en mal estado de salud, según el Instituto Nacional de Migración (Inami), debido a la hipotermia que sufrió por el agua casi congelada del afluente.
Fueron trasladados en ambulancias del Cuerpo de Bomberos a centros asistenciales de la zona, adonde fueron atendidos.
Son cuatro niñas y dos niñas, informó el Inami. Fueron detectados por agentes de esa entidad.
Los menores dijeron que hace dos o tres días una camioneta llevó a sus padres “al otro lado” y que a ellos los dejaron allí.
Por tal motivo, los menores habrían quedado deambulando por esa zona y, ante la desesperación, optaron por cruzar el peligroso río nadando y arriesgándose a una hipotermia como consecuencia de las bajas temperaturas que imperan en la zona.
El Instituto Nacional de Migración (Inami) se encargó de localizar a las madres de los menores. Fueron finalmente entregados a estas en oficinas de esa institución mexicana.
El flagelo de la migración irregular desde Honduras ha llevado a miles de familias, incluyendo a menores, a emigrar entre la espesura de los riesgos del camino entre Guatemala y México. En los últimos años, la migración de menores no acompañados hacia Estados Unidos se ha recrudecido.
