Montevideo, Uruguay
La poetisa uruguaya Ida Vitale ganó ayer el Premio Cervantes 2018, el galardón más prestigioso de las letras españolas por su “destacado y reconocido” lenguaje y una trayectoria “de primer orden” que ya recibió múltiples recompensas.
| Su vida
Estudió humanidades y fue profesora universitaria hasta 1974 cuando la dictadura de Juan María Bordaberry (1973-1976) la empujó a exiliarse a México, donde conoció a Octavio Paz que la introdujo en el comité asesor de su revista “Vuelta”
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A sus 95 años, la escritora montevideana corona con este galardón “una trayectoria poética, intelectual, crítica y traductora de primer orden”, según el acta del jurado leída por el ministro español de Cultura, José Guirao.
La premiada recibió la noticia mientras empezaba a regar las plantas de su departamento en Montevideo, sin “tener idea” de que al otro lado del océano Atlántico se le entregaba el considerado como el Nobel de las letras hispanas.
El premio ha sido una “sorpresa, e injustificado, un exceso de generosidad de España”, dijo Vitale, que lamentó no poder compartir la alegría con su marido Enrique Fierro, poeta fallecido en 2016, uno de “esos escritores secretos”.
“Nunca he esperado premios, es un desconcierto absoluto”, insistió.
Su elección también sorprendió a los expertos, no por el valor de su obra, sino por su origen: después de premiar en 2017 al nicaragüense Sergio Ramírez, por primera vez desde 1996 se rompió la norma no escrita de alternar ganadores españoles y latinoamericanos. En cambio, en pleno auge mundial de las reivindicaciones feministas, el jurado hizo justicia con las escritoras en español: sólo cuatro mujeres habían ganado el galardón en sus 43 ediciones anteriores.
Vitale será la quinta después de la mexicana Elena Poniatowska (2012), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y las españolas Ana María Matute (2010) y Maríz Zambrano (1988).