Los presidentes Barack Obama, de Estados Unidos y Hu Jintao, de China, expresaron ayer la determinación de encarar el cambio climático, el desarme nuclear y otros objetivos globales, pero abandonaron su primera reunión sin otro logro que los buenos deseos.
Obama también pidió a Hu Jintao que China reanude el diálogo con los emisarios del Dalai Lama, el líder político y espiritual tibetano exiliado al que Pekín considera un separatista, para “resolver cualquier disputa que ambas partes puedan tener”.
Tras dos horas de conversaciones y encuentros separados en una cena de trabajo la víspera, los presidentes se mostraron dispuestos a dejar atrás sus diferencias en materia de derechos humanos, comercio y tensiones militares que han crispado las relaciones bilaterales en las últimas décadas.
“Los principales desafíos del siglo 21, desde el cambio climático a la proliferación nuclear y la recuperación económica, son tareas que ninguna de nuestras naciones puede solucionar actuando en solitario”, dijo Obama, acompañado por los líderes chinos en el Gran Salón del Pueblo.
Hu, que encabeza una conducción colectiva pero en ocasiones ha preferido actuar en solitario en temas internacionales, dijo que “hay crecientes desafíos globales y nuestros países en el mundo actual han pasado a ser más y más interdependientes”.
En cada uno de estos grandes temas -desde el calentamiento global a los programas nucleares de Irán y Corea del Norte- persisten las diferencias y quedan reflejadas en los comentarios sarcásticos indirectos que jalonan las conferencias de prensa.
Enfadado por las tarifas arancelarias que ha impuesto Estados Unidos a los neumáticos fabricados en China y tubos de acero, Hu dijo haber informado a Obama que dada la fragilidad de la economía global, ambos países “deben oponerse y rechazar el proteccionismo en todas sus manifestaciones de forma, incluso, más enérgica”.
“La relación entre nuestras dos naciones va más allá de cualquier asunto en particular”, dijo Obama en una aparición conjunta con Hu después de unas dos horas y media de conversaciones formales a puerta cerrada.