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Paraguay recuerda a los militares rusos que lucharon en la Guerra del Chaco

  • 04 junio 2017 /


Los oficiales rusos homenajeados llegaron a Paraguay buscando asilo entre 1927 y 1931 y se incorporaron como profesionales a las Fuerza Armadas en vísperas del conflicto bélico que enfrentaría al país suramericano contra Bolivia.

Asunción, Paraguay.

Militares, médicos e ingenieros que se exiliaron de la Unión Soviética tras la revolución bolchevique y que sirvieron bajo la bandera de Paraguay en la Guerra del Chaco (1932-1935) son recordados en una exposición fotográfica en el museo del Ministerio de Defensa en Asunción.

Los oficiales rusos homenajeados llegaron a Paraguay buscando asilo entre 1927 y 1931 y se incorporaron como profesionales a las Fuerza Armadas en vísperas del conflicto bélico que enfrentaría al país suramericano contra Bolivia.

Ahora se les rememora en ese museo militar, donde tras una exhaustiva búsqueda se ha logrado reunir una veintena de fotografías de esos oficiales.

El director del museo, Roberto Olmedo, dijo a Efe que contactó con algunos de sus descendientes, entre ellos la hija de Stephan Vysokolan, uno de los médicos rusos que participaron en la contienda.

Además de la fotografía de Vysokolan, la galería de imágenes incluye a toda una leyenda de ese grupo de rusos que recalaron en Paraguay, el mayor Basilio Orefiev-Serebriakov, a quien se atribuye la famosa frase: 'qué lindo día para morir'.



Esa frase fue emitida el 28 de septiembre de 1932, cuando el militar estaba herido de bala tras participar en uno de los asaltos al fuerte Boquerón, que finalmente fue arrebatado a los bolivianos y que costó la vida a Orefiev-Serebriakov.

Otro de los militares rusos más conocidos que están presentes en la muestra es el general Juan Belaieff, fallecido en 1957 y que tras esa guerra se erigió en defensor de los indígenas maká, entonces ubicados en la región del Chaco.

Muy interesado en el mundo nativo, Belaieff realizó una exploración, ayudado por varios indígenas, que tuvo como resultado el descubrimiento de la laguna Pitiantuta, donde se asentó el Fortín Carlos Antonio López.

El fuerte, que fue tomado por los bolivianos y luego recuperado por Paraguay , es hoy parte del patrimonio histórico del país.

Olmedo destacó además que fueron esos militares rusos los primeros en establecer fortines militares en el Chaco paraguayo, que fueron vitales para la resistencia contra los ataques bolivianos.

También mencionó que muchos de esos militares participaron en misiones en busca de agua, cuya ausencia fue el enemigo de los dos ejércitos en liza.

Tras esa guerra, quien alcanzó más notoriedad fue Belaieff, quien entabló una relación muy cercana con los miembros del pueblo maká que vivían próximos al río Pilcomayo, en la actual frontera con Argentina.

Luego Belaieff intercedió ante las autoridades de la época para que los maká se desplazaran a orillas del río Paraguay , en las proximidades de Asunción, su actual lugar de residencia.

Pero el resto de sus compañeros de armas en Paraguay cayeron en el olvido y ahora se recupera su memoria en la exposición, donde aparecen identificados con nombre y rango.

'Encontré que muchos oficiales extranjeros brindaron su concurso para la defensa armada de nuestro país y muchos de ellos fueron olvidados o no conocidos', dijo Olmedo.

Todos esos voluntarios rusos en la Guerra del Chaco fueron homenajeados en febrero de 2016 por el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril, durante su visita a Asunción.

La Galería Fotográfica de Oficiales Rusos Voluntarios en la Guerra del Chaco se inauguró esta semana con la presencia del ministro de Defensa, Diógenes Martínez, y del embajador de la Federación Rusa en Paraguay , Nikolay Tavdumadze.

La Guerra del Chaco fue librada por Bolivia y Paraguay entre 1932 y 1935 por la posesión de extensas tierras en una árida región donde el primer país explota actualmente gas natural.