Una semana después del feroz paso del ciclón Sandy, millones de neoyorquinos seguían sufriendo ayer problemas en el transporte público, escasez de gasolina o falta de electricidad en medio del frío, en una ciudad traumatizada que logró al menos reabrir sus escuelas.
Las autoridades estatales y de la ciudad de Nueva York tenían como una de sus prioridades alojar a miles de personas que necesitaban refugio, ya que no tienen luz ni calefacción en sus casas con temperaturas por debajo de los cinco grados.
En Nueva York, cerca de un millón de niños regresaron a la escuela luego de una semana sin clases; aunque más de 100 establecimientos permanecieron cerrados por los daños sufridos por el ciclón, según una lista publicada por el Departamento de Educación de la ciudad.
Las clases volverán a ser interrumpidas hoy por las elecciones y la alcaldía espera que el miércoles todas las escuelas ya estén funcionando con normalidad. Con el metro restablecido en un 80%, muchos neoyorquinos sufrieron demoras ayer para llegar a sus trabajos.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, advirtió ayer sobre el riesgo que representa para su estado y el vecino Nueva Jersey la llegada entre mañana y el jueves de una tormenta a zonas aún devastadas por el paso del ciclón Sandy.