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Motín en Brasil deja cuatro presos muertos, dos decapitados

  • 25 agosto 2014 /

La cárcel está tomada por los amotinados en un 60% y la policía controla el resto, dijeron las autoridades.

Brasilia, Brasil.

Las autoridades negociaban este lunes el fin de un violento motín en una cárcel de Cascavel, en el estado de Paraná (sur de Brasil), que ha dejado cuatro reos muertos -dos de ellos decapitados- mientras dos agentes penitenciarios fueron tomados como rehenes.

'Las negociaciones se retomaron esta mañana. Hay acuerdos avanzados y esperamos que durante el día el tema se solucione', dijo Elson Faxina, asesor de comunicaciones de la secretaría de Justicia de Paraná, a la AFP.

Las imágenes de un grupo de presos subidos al techo de la prisión, vistiendo camisetas naranjas y con capuchas blancas cubriendo la cabeza, acapara las portadas de la prensa brasileña e internacional.

En la mañana del domingo un grupo de presos aprovechó la entrega del desayuno para reducir a los agentes e iniciar una revuelta en esta cárcel que cuenta con 1,140 presos y tiene capacidad para 1,181, según información oficial. La cárcel está tomada por los amotinados en un 60% y la policía controla el resto, dijeron las autoridades.

Los amotinados exigen un mejor diálogo con la dirección de la prisión, comida de mejor calidad y una flexibilización del régimen de visitas, precisó a la AFP una portavoz de la Secretaría de Justicia de Paraná, Mara Lucia de Carli.

Representantes de los agentes penitenciarios aseguran que al momento de los hechos sólo había 10 guardias de turno.

'Para nosotros la situación es tensa ahora, pero esperamos que se resuelva. Esa cárcel necesita inversión. La capacidad fue ampliada sólo en un papel, porque originalmente era sólo para 900 presos, así que hay hacinamiento', comentó por su parte Anthony Johnson, presidente del sindicato de agentes penitenciarios de Paraná.

Dos decapitados

El domingo, durante la revuelta, dos prisioneros fueron decapitados y otros dos murieron tras ser lanzados desde los techos de los pabellones por los reos amotinados, de acuerdo con las autoridades.

'Un grupo de detenidos se rebeló durante el desayuno y tomaron de rehenes a dos agentes. Luego decapitaron a dos presos', dijo el domingo Miguel Llanela, agente de la policía civil asignado a la prisión de Cascavel, a la AFP.

La policía no ha podido identificar aún a los cuatro muertos, y los presos han impedido el retiro de los cuerpos de los decapitados del penal, precisó la portavoz de la Secretaria de Justicia de Paraná, que estimó que al menos un 40% de la prisión ha sido destruida.

El domingo, un total de 145 presos fueron trasladados a otras cárceles porque eran amenazados por los amotinados, y este lunes están en curso más traslados, informó.

El hecho de que haya habido presos muertos hace pensar a las autoridades en la posibilidad de un enfrentamiento de cuadrillas de narcotraficantes rivales disputando liderazgo.

Poco personal, pocos recursos

De acuerdo con el sindicato de trabajadores penitenciarios de Paraná, debido a la falta de inversión en el sistema de cárceles no hay profesionales ni operacionales ni técnicos, tampoco mantenimiento de las unidades en este establecimiento.

'Muchas veces los trabajadores tienen que invertir de su dinero para comprar algunos elementos necesarios para su trabajo', dijo el sindicato en un comunicado el domingo.

'Sin inversiones siempre estaremos expuestos a esto. El preso reclama que la comida es mala, que no hay abogados para que su proceso ande, no hay materiales mínimos de higiene, pocos agentes penitenciarios. Todos esos factores juntos son una tragedia anunciada', precisó.

La Secretaría de Justicia estatal precisó que un total de 159 agentes penitenciarios trabajan en esta cárcel, de los cuales 145 hombres. 'Existe sí una carencia de personal, pero hay también una escala de trabajo que cumplir, y a eso pudo haberse sumado alguna falta imprevisto', indicó la portavoz de la Secretaría.

En Brasil hay actualmente 548.000 presos y hacen falta 207,000 plazas suplementarias para evitar el hacinamiento, según la ONG de derechos humanos Conectas, que trabaja en el tema carcelario.