Guanajuato daba ayer los toques finales para recibir en su primera visita a México al papa Benedicto XVI, de quien algunos aquí esperan que traiga un mensaje de paz para un país marcado en los últimos años por la violencia.
“Hay una paz muy inmensa que necesitamos en México por la inseguridad”, dijo Marcela Argüello, un ama de casa de 26 años que ya planea acercarse lo más que pueda para intentar ver al pontífice desde la avenida principal de la ciudad de León, donde hoy por la tarde tiene previsto llegar el jefe de la Iglesia Católica.
“Va a irradiar mucha paz para los que somos pecadores y vamos a querer contribuir a cambiar nuestro país”, aseguró Argüello, originaria de León y a quien se le ilumina el rostro cuando se le pregunta qué le parece que el Papa haya escogido su ciudad como lugar de estancia en México.
“¡Magnífico! Va a ser mágico”, dijo. En las calles de León, que junto con Guanajuato y Silao serán las ciudades del estado que visitará, había ayer varios carteles de bienvenida para Benedicto XVI, aunque las actividades cotidianas no se veían alteradas a un día de la llegada del Papa: la gente se trasladaba de un lado a otro y los vehículos transitaban sin encontrarse ningún retén o medida de seguridad especial.
Últimos detalles
Los lugares en que tiene previsto estar el pontífice en León, como la catedral y el Colegio Miraflores, en el que dormirá, aún no registraban una seguridad extrema y comenzaban a prepararse las vallas metálicas que buscarán evitar que la gente interfiera en el paso del Papa o se acerque demasiado.
Aún así, la gente se muestra internamente esperanzada por la visita del pontífice, que en sus casi siete años de papado no había pisado México, considerado el país con el mayor número de católicos en el mundo de habla hispana y que mantuvo en alta estima a su antecesor Juan Pablo II, quien estuvo cinco veces en territorio mexicano, aunque nunca en Guanajuato.
“En mi caso espero de la visita algo de paz porque en la actualidad ya no se puede vivir tranquilo”, dijo Ángel Armenta, un comerciante de León, que dijo haber sido víctima de asaltos. Confió que el Papa envíe un mensaje de paz, pero también “un llamado al Gobierno para que aplique la ley porque en realidad sí hay leyes, pero no las aplica”.
Benedicto XVI llegará a México, que en diversas zonas ha visto una espiral de violencia atribuida particularmente al narcotráfico y el crimen organizado, la cual ha dejado más de 47,500 muertos en todo el país desde diciembre de 2006, cuando el gobierno del presidente Felipe Calderón lanzó una ofensiva contra los carteles de las drogas.
“Espero que sobre todo dé mucho amor, paz y esperanza”, dijo una mujer que solo quiso identificarse como Raquel tras salir la noche del miércoles de una misa en la catedral, un recinto del en cuyo interior cuelga una imagen de Benedicto XVI con la leyenda “Tú eres Pedro”.
Obsequio
Un grupo de empresarios del calzado le regalará al papa Benedicto XVI seis pares de zapatos rojos, especialmente diseñados, como parte de la larga lista de obsequios para el pontífice en su primera visita a México y que incluyen una pintura de la Virgen, un sombrero y máscaras típicas. Los seis pares de zapatos rojos, que simboliza a los mártires cristianos, ya fueron entregados a la arquidiócesis de León.
“Para nosotros será todo un honor que se decida a usarlos”, dijo a la prensa Armando Martí, dueño de una de las seis empresas seleccionadas para fabricar los pares de calzado.
Martí dijo que el calzado fue fabricado con piel de becerro y que se optó por darle el color rojo, dado la predilección que Benedicto XVI tiene por los zapatos en ese tono. “Hicimos varias pruebas para llegar al color definitivo”, dijo.
