Washington, Estados Unidos.
Después de meses de trabajo, el senador republicano por Florida, Marco Rubio (44), se hizo notar en la carrera por las primarias de su partido a las elecciones presidenciales de 2016 con una fuerte intervención durante el debate del miércoles.
De niño, Marco Rubio le decía a su abuelo, exiliado cubano, que un día iba a derrocar a Fidel Castro y convertirse en presidente de Cuba. Pero hoy está más cerca de la Casa Blanca y quiere “derrochar” a Barack Obama.
Rubio subió al tercer puesto en las encuestas republicanas hace dos semanas, doblando el apoyo del que fuera su padrino político en Florida, Jeb Bush, hijo y hermano de expresidentes, al que Rubio hizo un impecable contraataque durante el tercer debate entre republicanos. “Continuaré sintiendo gran respeto y admiración por Bush”, dijo Rubio, con tono caballeresco. “Pero no soy candidato contra Bush, soy candidato porque es imposible que elijamos a Hillary Clinton para continuar la política de Barack Obama”.
Para los comentaristas, Marco Rubio ganó el debate, muchos incluso aseguran que la campaña de Jeb Bush está en vías de extinción.
Brilló ante sus oponentes
Por primera vez, Donald Trump no acaparó la mayor parte del tiempo y paró el reloj en 7:44 minutos, por detrás de otros tres republicanos, entre ellos Marco Rubio, visto por muchos analistas como el que más reforzado salió del debate realizado en Boulder, Colorado. El diario Político dio como vencedor a Rubio, quien no se apocó cuando Jeb Bush, su antiguo mentor político, le echó en cara que haya justificado faltar a votaciones en el Senado por su desencanto con el funcionamiento de la Cámara y le recriminó que se ausentara de su puesto de trabajo.
El presentador de radio conservador Erick Erickson, aseguró: “ Marco Rubio y Ted Cruz (senador por Texas y también de origen cubano) ganaron. Vapulearon a los moderadores, defendieron su historia, mientras que Rubio dejó ‘KO’ a Jeb Bush”.
Su momento
Marco Rubio nació en Miami en 1971 en el seno de una familia cubana, que llegó 15 años antes para escapar de la pobreza. Después de la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, su familia decidió que no regresaría nunca a la isla, por lo que Rubio no la conoció. Una historia familiar que él cuenta, discurso tras discurso, convencido de encarnar el “sueño americano” de los exiliados que buscan una vida mejor en EUA. Su padre fue camarero y su madre empleada doméstica.
Sólo dos años después de obtener su título de abogado, en 1998 fue elegido para el Consejo de la ciudad de West Miami. Un año más tarde, en la Cámara de Representantes de Florida, que presidió desde 2006 hasta 2008, mientras que Jeb Bush era gobernador del estado. Lo tiene todo: espiritual, con una sonrisa angelical y un orador natural.
Rompe el cliché del conservador tradicional. Va a misa con su esposa Jeanette y sus cuatro hijos, pero desde su adolescencia escucha el rap de Grandmaster Flash. Es bilingüe inglés-español, gran ventaja para el Partido Republicano, abandonado por los votantes hispanos.
Después de meses de trabajo, el senador republicano por Florida, Marco Rubio (44), se hizo notar en la carrera por las primarias de su partido a las elecciones presidenciales de 2016 con una fuerte intervención durante el debate del miércoles.
De niño, Marco Rubio le decía a su abuelo, exiliado cubano, que un día iba a derrocar a Fidel Castro y convertirse en presidente de Cuba. Pero hoy está más cerca de la Casa Blanca y quiere “derrochar” a Barack Obama.
Rubio subió al tercer puesto en las encuestas republicanas hace dos semanas, doblando el apoyo del que fuera su padrino político en Florida, Jeb Bush, hijo y hermano de expresidentes, al que Rubio hizo un impecable contraataque durante el tercer debate entre republicanos. “Continuaré sintiendo gran respeto y admiración por Bush”, dijo Rubio, con tono caballeresco. “Pero no soy candidato contra Bush, soy candidato porque es imposible que elijamos a Hillary Clinton para continuar la política de Barack Obama”.
Para los comentaristas, Marco Rubio ganó el debate, muchos incluso aseguran que la campaña de Jeb Bush está en vías de extinción.
Brilló ante sus oponentes
Por primera vez, Donald Trump no acaparó la mayor parte del tiempo y paró el reloj en 7:44 minutos, por detrás de otros tres republicanos, entre ellos Marco Rubio, visto por muchos analistas como el que más reforzado salió del debate realizado en Boulder, Colorado. El diario Político dio como vencedor a Rubio, quien no se apocó cuando Jeb Bush, su antiguo mentor político, le echó en cara que haya justificado faltar a votaciones en el Senado por su desencanto con el funcionamiento de la Cámara y le recriminó que se ausentara de su puesto de trabajo.
El presentador de radio conservador Erick Erickson, aseguró: “ Marco Rubio y Ted Cruz (senador por Texas y también de origen cubano) ganaron. Vapulearon a los moderadores, defendieron su historia, mientras que Rubio dejó ‘KO’ a Jeb Bush”.
Su momento
Marco Rubio nació en Miami en 1971 en el seno de una familia cubana, que llegó 15 años antes para escapar de la pobreza. Después de la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, su familia decidió que no regresaría nunca a la isla, por lo que Rubio no la conoció. Una historia familiar que él cuenta, discurso tras discurso, convencido de encarnar el “sueño americano” de los exiliados que buscan una vida mejor en EUA. Su padre fue camarero y su madre empleada doméstica.
Sólo dos años después de obtener su título de abogado, en 1998 fue elegido para el Consejo de la ciudad de West Miami. Un año más tarde, en la Cámara de Representantes de Florida, que presidió desde 2006 hasta 2008, mientras que Jeb Bush era gobernador del estado. Lo tiene todo: espiritual, con una sonrisa angelical y un orador natural.
Rompe el cliché del conservador tradicional. Va a misa con su esposa Jeanette y sus cuatro hijos, pero desde su adolescencia escucha el rap de Grandmaster Flash. Es bilingüe inglés-español, gran ventaja para el Partido Republicano, abandonado por los votantes hispanos.