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Los pueblos fantasma de la coca

  • 03 febrero 2016 /

A 15 años del Plan Colombia, el acuerdo militar con Estados Unidos ha reducido los cultivos ilícitos de coca pero también ha dejado pueblos fantasma y ha generado polémica con las fumigaciones con glifosato.

Putumayo, Colombia.

Tras ver cómo sus plantaciones de coca se volvían ceniza, Ángel cosecha ahora pimienta en el Putumayo.

En este departamento colombiano fronterizo con Ecuador, muchos campesinos recuerdan la época en que el negocio de la cocaína daba trabajo hasta a los niños.

“Aprendí la elaboración y como se dice, era un químico. Un quimico porque uno podia procesar la hoja de coca y sacarla en la primera base”, indicó Ángel Bolivar, campesino.

El Plan Colombia cumple 15 años.

Las fumigaciones aéreas con glifosato ha sido una de las acciones más cuestionadas de este acuerdo de cooperación militar con Estados Unidos.

Los campesinos lucharon durante años para terminar con ellas, debido a los efectos sobre el medio ambiente y su propia salud.

Hace apenas unos meses fueron suspendidas.

“Vino la fumigación y me dañaron el cacao y la agricultura, lo que yo tenía. Tres - cuatro hectáreas de cacao. Me la fumigaron totalmente”, dijo Serafín Guzmán, cultivador de cacao.

Hoy, la mitad del cacao está sembrado en campos ganados al narcotráfico.

Según Naciones Unidas, desde el 2000 se erradicaron más de la mitad de los cultivos ilícitos de Colombia.

Aun así, el país sigue siendo el principal productor mundial de hoja de coca.

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Pero, según las autoridades, estas plantaciones han repuntado en los últimos años.

“No es posible sustituir un cultivo en una zona donde no hay una carretera, porque como sacas los productos? Evidentemente, en la medida en que las vías y el desarrollo permitan llegar a mas territorio, se facilita la transformación de estos territorios”, añadió Eduardo Díaz, director del Plan Nacional de Sustitución de Cultivos.

Algo que ven muy lejano en Tuparro.

En esta localidad situada a las puertas de la Amazonía tienen electricidad cuatro horas al día, los autobuses pasan una vez a la semana y los productos escasean.

Quienes vivieron los tiempos de la coca aseguran que esto parecía un carnaval en el que corrían el alcohol, las joyas y los dólares.

Una riqueza de la que, sin embargo, no se beneficiaron.

“¿Qué podemos decir que dejó la coca? Nada. Desolación, pobreza... porque si usted se fija, es pobreza lo que hay en este pueblo. Aquí estamos subsistiendo. Aquí no podemos decir que hay gente rica. No, aquí todos subsisten”, dijo Nuria Caleño, habitante de Tuparro.

Junto a la coca, se marcharon 240 familias.

Las 60 que quedan ven difícil sacar al pueblo adelante. Mira el video.