Miles de libios de Bengasi, donde comenzó la sublevación contra el régimen de Muamar Gadafi, salieron ayer a las calles para recibir a sus héroes, un día antes de que el Consejo Nacional de Transición, CNT, anuncie el fin de la guerra.
Enarbolando la bandera tricolor, con cantos de alegría y agua de azahar, los bengasíes se agolparon en varios kilómetros en distintos puntos de la carretera de Bab Al Qawarsha, la entrada oeste de la ciudad, para felicitar y tocar a los combatientes.
Vuelven después de que el pasado jueves pusieran fin al conflicto armado, que estalló en febrero, con la toma de Sirte, ciudad natal del dictador, que murió después de ser capturado.
“Sois unos héroes, unos héroes”, gritaba una mujer a un grupo de milicianos que estaban de pie encima de un coche ranchera tipo pick up, el medio más utilizado por los rebeldes.
Tras conseguir darle la mano a uno de los excombatientes, la mujer ulula con fuerza, al igual que otras mujeres a lo largo del camino, donde decenas de ciudadanos se esfuerzan por tocarlos, felicitarlos o decirles “alahu akabar” (Dios es grande).
Algarabía
Las bocinas de los coches, los disparos de los fusiles y las ametralladoras antiaéreas y los gritos se confunden en los muchos kilómetros de la caravana, que en varios puntos pasa minutos detenida por la aglomeración de gente que la detiene.
Mientras quienes los esperan a ambos lados de la carretera les lanzan agua de azahar, como se suele hacer en las grandes ocasiones, o les entregan rosas que los milicianos colocan en sus fusiles o en los parabrisas de sus coches, algunos rebeldes suben a los niños en los vehículos.
Todos los padres quieren que sus hijos se sienten unos momentos junto a algún hombre armado, la mayoría de los cuales viste ropa militar. Incluso algunos dejan que los niños y la gente que los aplaude y anima haga algunos disparos al aire con sus armas.
“Hoy me siento libre”, dijo Yalal al Mograbi, un miliciano que regresa a casa tras dos meses de luchar en Sirte.
Sin autopsia
Las nuevas autoridades libias anunciaron ayer que no se procederá a una autopsia del cadáver de Muamar Gadafi, que sigue expuesto en una cámara fría en Misrata en víspera de la proclamación oficial de la liberación del país.
“No habrá autopsia hoy (sábado) ni otro día. Nadie abrirá el cuerpo (de Gadafi)”, declaró a la AFP el portavoz del consejo militar de Misrata, Fathi Bachagha. Varias informaciones daban previamente cuenta de una posible autopsia ayer. Esta declaración fue confirmada a la AFP por otros dos miembros del consejo militar de Misrata.
Las imágenes y videos tomados en el momento de su detención en Sirte dejan abiertas varias hipótesis sobre las causas de la muerte del “Guía”.
El viernes, el número dos del Consejo Nacional de Transición, CNT, el nuevo poder en Libia, Mahmud Jibril, aseguró que Gadafi murió de heridas causadas por un tiroteo tras su arresto.
Pero esta versión no convence a la ONU y a Amnistía Internacional, que solicitaron una investigación para determinar si había sido ejecutado de forma expeditiva.
Cuando se menciona este tema ante quienes detuvieron a Gadafi, el tono de la conversación cambia y se palpa la tensión.
“Estaba muy malherido cuando lo vimos. Sabíamos que se iba a morir”, explica uno de ellos, Ibrahim Al Marjub.
Detrás de los combatientes, uno de los jefes viene a susurrar una consigna en árabe. “Todo el mundo debe decir: aquí nadie ha matado a Gadafi”. AFP/Efe
Continúan visitando cadáver
Ayer, los libios seguían queriendo asegurarse de que su “enemigo” está muerto y, por ese motivo, cientos de hombres y mujeres, procedentes de Misrata y de otras regiones, se agolpaban para ver el cadáver del exdirigente Muamar Gadafi, capturado y quizás asesinado el jueves.
Ya el viernes, tras la oración, miles de personas desfilaron en lo que los libios conocen como el “mercado tunecino” de Misrata, un lugar en el que en tiempos de paz se vendían toda clase de productos.
Allí, en medio de un olor a carne podrida (“procedente de las carcasas de pollos que se descomponen en una basura”, según un guardia), se encuentra la siniestra cámara fría donde se ha instalado el cuerpo del que fuera dirigente.
Los curiosos llegan de todas las zonas de Misrata y también de Trípoli, Zliten, etc. A mediodía, cientos de personas hacían la cola ante las puertas del mercado, que se abren cada cierto tiempo para dejar pasar a cuentagotas a los visitantes.