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Hondureña en Estados Unidos pierde empleo por exigir sus derechos

  • Actualizado: 04 marzo 2014 /

La hondureña Gladys Hernández dice que ella y un centenar de empleados no tenía derecho a los recesos establecidos.

Los Angeles, Estados Unidos

Cerca de 22 meses trabajó en un hotel de Santa Mónica, en donde ganaba el mínimo y no le alcanzaba para vivir. Sumado a eso, Gladys Hernández dice que ella y un centenar de empleados no tenía derecho a los recesos establecidos, según el sitio web hoylosangeles.com.

Con el propósito de pedir un cambio en esas condiciones, esta inmigrante hondureña junto a 20 compañeros hablaron con el gerente del hotel. Sin embargo, esa acción desembocó en la pérdida de su empleo.

“Trabajaba ocho horas, pero sin ningún receso. A veces solo tomaba 10 minutos de ‘lunch’ para terminar el trabajo”, asegura Hernández. “A veces tenía que buscar un ‘part time’ para cubrir mis gastos y sacar adelante mi familia, no me alcanza”.

A pesar de que la gerencia les notificó que no habría represalias, la agencia que la colocó en ese trabajo, le avisó el 22 de febrero que sus servicios no eran necesarios, escenario que complicó todavía más su panorama.

Hernández, madre de dos hijos, llegó hace 11 años de Puerto Cortés. Al principio trabajó en fábricas de ropa. A pesar de encontrarse contra la pared, afirma que no se dará por vencida.

“Optaron por deshacerse de mí para intimidar a los demás, es injusto lo que están haciendo con nosotros”, sostiene.

De acuerdo a un reporte de Los Ángeles County Federation of Labor (AFL-CIO), tres cuartas partes de la fuerza laboral a tiempo completo, que reside en Los Ángeles, gana menos que los trabajadores de hace 30 años.

Eso significa que 46% de los trabajadores asalariados se les paga menos de 15 dólares por hora. Esto incluye el 41% de los 1,097, 000 empleados de tiempo completo y el 54% de los 665,000 empleados de medio tiempo que viven en Los Ángeles.

“¿Cómo vamos a vivir como seres humanos sino respetamos el valor y la dignidad del trabajo?”, cuestiona María Elena Durazo, líder del sindicato AFL-CIO. “Y el trabajo significa que deben recibir lo que es justo”, agrega.

Preocupados por esas condiciones y violaciones laborales, la organización Clero y Laicos Unidos por la Justicia Económica (CLUE-LA), convocó la semana pasada a más de 100 líderes religiosos de diversos credos para sensibilizarlos sobre esa realidad.

Esta entidad, establecida en 1996, aboga por los trabajadores con bajos ingresos en sus luchas por un salario digno y beneficios de salud, también les dan voz ante decisiones políticas que les afectan.

“Los trabajadores se sienten muy conmovidos con la presencia de los clérigos, sienten que no están solos”, explica Frank Alton, pastor de la congregación episcopal San Atanasio en la Catedral San Pablo.

“Eso no cambia la economía, pero tiene un impacto en la realidad, en solidaridad en el sentido espiritual y emocional”, agrega el líder religioso, miembro de la junta de directores de CLUE-LA.

Al concluir este foro, los líderes religiosos aprovecharon para llamar por teléfono, al gerente del hotel en donde Gladys Hernández fue despedida de forma injustificada, llevando a la práctica la fe.