En su primera salida oficial de presidente electo de Francia François Hollande participó ayer junto al presidente saliente Nicolás Sarkozy en el acto de conmemoración del fin de la II Guerra Mundial, un paréntesis antes de volver a las consultas políticas y a la preparación de reuniones internacionales.
Los dos hombres, que se enfrentaron duramente durante la campaña, se dieron la mano antes de colocar una ofrenda floral en la tumba del soldado desconocido al pie del Arco del Triunfo, en París.
En un ambiente de gran solemnidad --Hollande a la derecha del presidente en ejercicio y un paso atrás-- oyeron después La Marsellesa y el Canto de los Partisanos, himno de la resistencia francesa a la ocupación nazi, entonados por un coro militar. Nicolás Sarkozy, que no hizo declaraciones, se ofreció en la ocasión uno de sus últimos baños de multitud en tanto Presidente.
François Hollande afirmó tras la ceremonia que “una campaña es siempre ruda, y esta lo fue particularmente” y es “útil y valioso para el país saber que está unido a través del Presidente todavía en ejercicio y el nuevo”.
Es la imagen “de la unión que debe hacerse”, dijo. La imagen de los dos adversarios reunidos con motivo de esta ocasión es inédita.
El 8 de mayo de 1995, Jacques Chirac, que recién había ganado la presidencial, participó en la ceremonia con François Mitterrand, pero el socialista no se había presentado a un nuevo mandato.
Después de la ceremonia en honor de los muertos en la Segunda Guerra Mundial, François Hollande debía volver a sus tareas prioritarias de presidente electo: la formación de un Gobierno y la preparación de su primera reunión europea con la canciller alemana Angela Merkel, que tendrá lugar inmediatamente después de su investidura, prevista el 15 de mayo, y que se anuncia difícil.
En muchos países de Europa, la llegada al poder en Francia del socialista François Hollande es percibida como la ocasión para salir de las políticas centradas únicamente en la austeridad. AFP