Drama y terror: Así ocurrió el bombardeo en hospital de Gaza

Un bombardeo israelí mató este martes a por lo menos 500 personas en un hospital de la Franja de Gaza.

El ministerio de Salud de ese territorio palestino gobernado por el movimiento islamista Hamás confirmó que “De 300 a 500 mártires” perecieron en el bombardeo del hospital Ahli Arab, en la ciudad de Gaza, y “centenas de personas se hallan bajo los escombros”, señaló el ministerio en un comunicado.

La oficina de comunicación de las autoridades del enclave denunciaron un “crimen de guerra”.

“El hospital albergaba a centenas de enfermos y heridos, así como a personas desplazadas por la fuerza” a causa de los bombardeos, señaló el comunicado.

El ejército israelí no dio hasta el momento a conocer su versión, solicitada por AFP, sobre lo ocurrido en el hospital.

Tras el ataque israelí la comunidad internacional condenó el suceso.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, declaró este martes un duelo de tres días en los Territorios Palestinos tras el bombardeo israelí.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, afirmó que el ataque de infraestructuras civiles “no está alineado” con el derecho internacional, tras los informes del bombardeo.

La cancilería egipcia instó a Israel a “dejar de bombardear las cercanías del terminal de Rafah”, un puesto fronterizo en el sur de la Franja de Gaza, para permitir el ingreso de ayuda humanitaria al enclave palestino “lo antes posible”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) condenó también el bombardeo israelí y exigió la protección inmediata de los civiles y la atención médica en el enclave palestino.

Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, pidió “el fin de la violencia sin precedentes en Gaza” tras el bombardeo y dijo: “Invito a toda la humanidad a actuar para poner fin a esta brutalidad sin precedentes en Gaza”.

El ejército de Israel instó a la población en el norte de la Franja de Gaza, donde vive casi la mitad de sus 2.4 millones de habitantes, que se dirijan al sur para ponerse a salvo, antes de una próxima ofensiva terrestre.