El Partido Republicano arrebató este martes en Florida tres escaños de la Cámara Baja de Estados Unidos hasta ahora en manos del Partido Demócrata, erigiéndose en los primeros que cambian de color político en los comicios de medio mandato que decidirán el futuro del Congreso.
De acuerdo con las proyecciones de los principales medios estadounidenses, tres republicanos se hicieron con la victoria en distritos de Florida que a día de hoy están representados por legisladores progresistas.
La Cámara de Representantes, actualmente en manos demócratas, podría caer del lado republicano si los conservadores logran repetir lo conseguido en Florida en otros estados a lo largo y ancho del país, algo que la mayoría de encuestas indican que es un escenario muy probable.
Para hacerse con el control de la Cámara Baja, los republicanos necesitan una ganancia neta de cinco escaños, es decir, sumar dos más a los logrados en Florida y que ninguno de sus actuales congresistas pierda contra el rival demócrata en su distrito respectivo.
En el Senado, por el momento, ningún partido había logrado arrebatar un escaño al partido rival, aunque poco más de tres horas después de que cerrasen los primeros centros electorales, ninguna de las contiendas más reñidas tenía un ganador.
Este martes los estadounidenses están llamados a las urnas en las conocidas como elecciones de medio mandato para elegir a la totalidad de los miembros de la Cámara Baja, a un tercio de los senadores y a varios gobernadores y cargos estatales y locales.
De Sanctis, virtual ganador en Florida
El republicano Ron DeSantis, potencial rival de Donald Trump por la nominación presidencial republicana de 2024, fue reelegido gobernador de Florida este martes, según los medios estadounidenses.
Estrella en ascenso de la derecha dura, DeSantis, de 44 años, se impuso como era de esperar en este estado conservador al exgobernador Charlie Crist, un exrepublicano que había cambiado de partido, según las cadenas ABC y CNN.
Ron DeSantis desató la polémica recientemente al reivindicar el envío de aviones con inmigrantes a Martha’s Vineyard, una isla del noreste de Estados Unidos.
Se sumaba así a un movimiento lanzado por los gobernadores republicanos de Texas y Arizona para enviar inmigrantes a las ciudades gobernadas por demócratas del norte y este del país, un gesto muy político destinado a seducir a sus votantes.
Muy comprometido con los temas educativos, el republicano también firmó este año una ley que prohíbe la enseñanza de materias relacionadas con la orientación sexual o la identidad de género en los centros de enseñanza primaria.
El texto, muy polémico, fue apodado por sus opositores “Don’t say gay” (“No digas gay”).
El estilo de este exmilitar contrasta con el ímpetu de Donald Trump, que ha insinuado que se presentará a las presidenciales de 2024.