Alemania enfrenta su peor pesadilla luego de que el presagio se cumpliera. Hace apenas dos semanas varios medios de ese país advertían sobre un potencial ataque terrorista contra los mercados navideños, símbolo de la cultura occidental y de las fiestas de fin de año. Y es que apenas en noviembre pasado, la red terrorista Estado Islámico (Isis) publicó en una de sus webs de propaganda un tutorial de cómo ejecutar este tipo de atentados con un camión. La verdad es que los alemanes llevan esperando este momento desde hace tiempo, antes incluso de París o Niza. Todos los expertos coincidían: la pregunta no era si iba a haber un atentado, sino cuándo. Y finalmente ocurrió, según lo confirmó la canciller Angela Merkel.
Berlín quedó en estado de alerta tras el ataque del pasado lunes que dejó doce muertos y medio centenar de heridos y que fue reivindicado por el Isis, mientras se busca al autor del ataque, huido y tal vez armado, tras quedar en libertad el único detenido.
Que el país podía ser el siguiente objetivo del terrorismo, tras los golpes del yihadismo en otros países europeos, era algo que se daba por inevitable y que se plasmó en el corazón de su capital.
El ataque se produjo con un camión de alto tonelaje, como ocurrió en el atentado de Niza (Francia) el pasado julio en el que murieron 86 personas, lo que unido a las primeras sospechas en torno a la posible implicación de un refugiado paquistaní reforzó, de entrada, la pista yihadista.
La agencia de noticias Amaq, afiliada al Isis, aseguró en un comunicado que el autor del ataque era un “soldado” del grupo terrorista.
Dresde y otras ciudades importantes del país también se encuentran fuertemente custodiadas por las fuerzas de seguridad germanas.
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Poco antes había sido puesto en libertad un joven paquistaní arrestado la misma noche del ataque a dos kilómetros del lugar de los hechos, que había entrado en Alemania hace un año por Baviera tras cruzar la ruta de los Balcanes, como tantos de los 1.2 millones de refugiados llegados al país desde principios de 2015.
La Fiscalía decidió no enviarlo a prisión ante la falta de pruebas, mientras proseguía la búsqueda del o de los responsables del ataque y también del arma con la que se disparó al hombre, cuyo cuerpo se encontró en el asiento del copiloto del camión -el conductor de una empresa de transportes polaca-.
En Guerra
A los paralelismos con el atentado de Niza se suma la elección de un objetivo “destacado y simbólico”, destacó la Fiscalía, como es un mercadillo navideño igual a los que se reparten por todo el país y donde confluyen turistas y locales.
Merkel acudió al lugar de la tragedia, en el centro de Berlín, a dejar una flor blanca, como hicieron centenares de ciudadanos, y se sumó luego al oficio religioso en la Gedächtniskirche junto con el resto de la clase política alemana.
Merkel garantizó que la autoría del atentado será esclarecida y sus responsables castigados según las leyes del país y expresó su rechazo a vivir “paralizados por el miedo ante el mal”.
Mientras la clase política e investigadores buscan respuestas a lo ocurrido, la derecha radical de Alternativa para Alemania (AfD) no dejó pasar la ocasión para arremeter contra la canciller, a cuya política de acogida de refugiados responsabiliza de lo ocurrido.
La presidenta del partido, Frauke Petry, subrayó horas antes de surgir las dudas acerca de la relación del detenido con los hechos, que lo ocurrido demuestra que Alemania “ya no es segura” y exigió a Merkel reimplantar los controles de las fronteras.
En un tono más desafiante, Klaus Bouillon (CDU), presidente de la conferencia de ministros del interior, afirmó que “debemos constatar que nos encontramos en guerra, aunque todavía hay algunos que no lo quieren ver y solo ven el bien”. Si se refería a la canciller, el lunes tal vez lo cambió todo.
Ahora ya no son únicamente los socios bávaros los que reclaman otra política migratoria y más mano dura.
Así, Bouillon anunciaba también la inminente presencia, donde sea necesario, de más protección armada: “Sacaremos las pistolas, los fusiles, los rifles y todo el armamento que haga falta”. Aunque ahora nadie es capaz de imaginarse un mercado navideño, metáfora de un tiempo de paz y recogimiento, convertido en un nido de ametralladoras, parece que nadie dispone tampoco de otra respuesta contra el terrorismo que no sea la respuesta armada y violenta.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, condenó la matanza en Berlín y calificó la acción como un “ataque a la humanidad”.
“Terrible, terrible. Lo que está pasando es terrible, terrible”, dijo Trump.