Sheffield, Inglaterra
Un brillante alumno de la Universidad de Sheffield, de un coeficiente intelectual elevadísimo, acudió al médico universitario, el Profesor John Lorber, por un dolor de cabeza.
El doctór observó que su cabeza era algo más grande que lo normal, se dejó llevar por la curiosidad y le realizó un scan cerebral.
Los resultados arrojaron algo sorprendente: el estudiante, que estaba apunto de graduarse en Matemáticas, presentaba un cuadro crónico de hidrocefalia que le había borrado casi por completo la materia cerebral, reducida a un milímetro de tejido cubriendo la cima de su columna vertebral.
Una teoría que intenta responder esta pregunta explica que el cerebro tiene una gran redundancia en las funciones, y una pequeña cantidad de materia cerebral puede aprender a representar a los hemisferios faltantes.
¿Cómo es posible que una persona casi sin cerebro pueda llevar una vida normal, y más aún, tener un rendimiento intelectual destacado?
Otra teoría explica que sólo usamos 10% del cerebro. En cualquier caso, las respuestas no son certeras ni gozan de unanimidad en el ámbito científico.
El descubrimiento de Lorber abre la puerta a todo tipo de hipótesis, como aquellas que desligan a la memoria del cerebro, y profundiza en los recodos más oscuros de la enigmática inteligencia humana.
Un brillante alumno de la Universidad de Sheffield, de un coeficiente intelectual elevadísimo, acudió al médico universitario, el Profesor John Lorber, por un dolor de cabeza.
El doctór observó que su cabeza era algo más grande que lo normal, se dejó llevar por la curiosidad y le realizó un scan cerebral.
Los resultados arrojaron algo sorprendente: el estudiante, que estaba apunto de graduarse en Matemáticas, presentaba un cuadro crónico de hidrocefalia que le había borrado casi por completo la materia cerebral, reducida a un milímetro de tejido cubriendo la cima de su columna vertebral.
Una teoría que intenta responder esta pregunta explica que el cerebro tiene una gran redundancia en las funciones, y una pequeña cantidad de materia cerebral puede aprender a representar a los hemisferios faltantes.
¿Cómo es posible que una persona casi sin cerebro pueda llevar una vida normal, y más aún, tener un rendimiento intelectual destacado?
Otra teoría explica que sólo usamos 10% del cerebro. En cualquier caso, las respuestas no son certeras ni gozan de unanimidad en el ámbito científico.
El descubrimiento de Lorber abre la puerta a todo tipo de hipótesis, como aquellas que desligan a la memoria del cerebro, y profundiza en los recodos más oscuros de la enigmática inteligencia humana.