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De la red al altar: amor 2.0

  • 15 agosto 2013 /

Un ‘affaire’ virtual, un lío pasajero y cibernético, un amor de banda ancha o transoceánico.

María M. Sánchez (31) cuenta su historia con mucha ternura. No es para menos. Sucedió todo tal como lo había soñado. De profesión contadora, Sánchez vive hoy con su marido y su hijo de casi dos años en Buenos Aires, Argentina. Conoció a su actual pareja, fabricante en el sector textil, por Internet en agosto de 2007. Están esperando a su segundo hijo.

María narra a Efe cómo se inició el romance. “Nos contactamos mediante la página web “Sexy o no”. Entre muchas fotos, la única que elegí fue la de él. Los demás hombres que me buscaban no me atraían para nada. Una vez que cruzamos los datos, seguimos chateando a través del Messenger de Hotmail”.

Le llamaron la atención sus ojos, la mirada y la dulzura. Después de un intercambio intenso de mensajes todos los días y a todas horas, decidieron encontrarse en un bar de la capital argentina. Por precaución, María les avisó a todos sus amigos. “Me daba miedo estar allí con un desconocido. Apenas llego no paró de mirarme. La cita duró cinco horas y terminó con un beso inolvidable. Me llevó a mi casa, me dejó en la puerta y a los cinco minutos me llamó por teléfono y me dijo ‘yo te dije que no iba a poder dejar de pensar en vos’”.

A los seis meses de esta declaración de amor, estaban viviendo juntos. Hace dos meses se casaron en una ceremonia mixta “llena de magia y de amor, como nuestra relación. Convivimos con mucha armonía y así lo vivimos también en nuestro casamiento”, confiesa la joven.

Unidos por los libros

La norteamericana Julia Hunter (40) conoció en la primavera de 2000 al mexicano Fernando Lozada (38), consultor y coach. El medio fue un foro literario sobre un autor de temas espirituales al que ambos admiraban y cuyo moderador, precisamente, era Fernando. Desde Maryland, EUA, donde Julia reside y donde imparte clases de español, le cuenta a Efe cómo se encontró por la red con el que fue su novio durante poco más de un año. Eso sí, con distancia geográfica de por medio. (Ella en EUA y él en México).

Cada persona es un mundo y los procesos de seducción o conquista varían de uno a otro. Pero en lo que coinciden todas estas parejas de enamorados por Internet es que la evolución del enamoramiento va muy lentamente y casi siempre empieza con una amistad, al no estar presente la química o atracción que solo puede percibirse físicamente. El proceso, en opinión de Julia, es algo muy íntimo. “En mi caso”, comenta, “nos hicimos amigos primero y luego empezó el coqueteo, el flirtear y así progresó hasta convertirse en algo decididamente más amoroso”.

Desde el principio, Fernando y Julia coincidieron en muchos aspectos. “Esto era de esperar dado que el foro por el que nos conocimos trataba de temas espirituales. Él tenía algo especial, una manera de ver la vida a la que no estaba acostumbrada yo, pero que admiraba mucho”, recuerda ella.

La relación empezó de forma muy inocente, pero con el tiempo, al darse cuenta de que los dos estaban solteros, se convirtió en algo más. Llegaron a hablar de “para siempre”, pero decidieron ponerle fin un año después.